martes, 15 de julio de 2008

¡HOLA! (HOLITA)

Cada uno encuentra la inspiración donde puede: Ned Flanders en la Biblia, Tennessee Williams en las anfetaminas y Scott Fitzgerald en el fondo de un vaso de whisky. Toda ayuda es bienvenida cuando se trata de dar con un tema sobre el que escribir, especialmente el alcohol; de hecho existe un Top Ten de los 10 escritores norteamericanos más borrachos de la historia, encabezado (cómo no) por Charles Bukowski. Pero a servidora escribir hasta arriba de Absolut no le seduce lo más mínimo: la sola imagen de las teclas del portátil arrasadas por una vomitona y la posibilidad de que el ordenador pete tras la pota me ha redimido en menos tiempo que Alcohólicos Anónimos y la Betty Ford juntos.

Así que sin bebida, sin drogas (ya sólo soy adicta al Espidifén 600), sin una vida privada lo suficientemente interesante como para desgranarla en unos cuantos post y, sobre todo y por encima de todo, sin que te paguen (la obligación de entregar la columna a tiempo a cambio de pasta hace que las meninges se desarrollen más rápido que con el Brain Training), a ver de dónde saca una tema todas las semanas.

Pero he aquí que llega ¡HOLA! y te salva. Porque las portadas de ¡HOLA! son más alucinantes que una borrachera de vodka, que un colocón de trippis. El ¡HOLA! es mi nueva drogaína inspiradora (lo de inspirar no va con segundas, no sean mal pensados). Sí, de acuerdo, sería mejor en medio de una sequía mental hallar tema para el blog en "Le Monde Diplomatique" o en "Claves de Razón Práctica", pero qué quieren, me parece mucho más apasionante comentar los tirantes del bikini de Carmen Martínez Bordíu que "Filosofía política: Marcel Gauchet y el problema teológico-político", porque Marcel Gauchet será todo lo director del Centro de Investigaciones Políticas «Raymond Aron» y todo lo filósofo que usted quiera, pero ¿es nieto de un dictador? ¿o viudo de una Borbón? ¿Se casó con alguien dispuesto a afeitarse la cabeza por una apuesta? ¿Tiene los reaños de posar en bikini al lado de una hija jovencísima? Pues entonces, ¡qué quieres, Marcel!

En cambio, las portadas del ¡HOLA! te llenan los ojos, te saltan a la cara, te atrapan con titulares como "Nayt Abascal: su más sincera y profunda entrevista", "Las imágenes más esperadas: la baronesa Thyssen presenta a sus hijas, Carmen y Sabina", o (el mejor de todos hasta ahora) "Asista como un invitado más a la espectacular boda de Flavio Briatore en Roma". Lo veo y pienso automáticamente en que yo hubiera hecho un número especial con una reproducción de la invitación de boda troquelada en la portada y hubiera obligado a leerlo enfundada en un petit robe noir, que si ¡HOLA! dice que eres una invitada más, pues lo eres y punto.

¿Y las ventanitas? ¡Qué me dicen de las ventanitas! Si parecen un remedo de 13 Rue del Percebe, con sus vecinitos asomándose. Entre las de esta semana descubro a Adriana Abascal y Juan Villalonga, que hablan en exclusiva al regresar a España. Ya saben, Villalonga fue presidente de Telefónica y amigo de Don José María, pero conoció a Adriana Abascal (a su vez ex de Azcárraga, dueño de Televisa), se lió a llamarla por teléfono porque a él le salían gratis la llamadas intercontinentales y al final tuvieron 3 hijos, cosa que no le sentó muy bien a Doña Ana, amiga de la pareja anterior de Juan. Así que Adriana y Juan desaparecieron del mapa hasta que éste ha vuelto a España como hombre fuerte del Valencia. Para el caso yo hubiera subtitulado la entrevista como "EL RETONNO": 9 páginas dedicadas a Adriana Abascal (y un poquico a Villalonga que, siguiendo la estela de los que saben de verdad de esto, como Miguel Boyer, aparece en dos fotos dejando todo el protagonismo a su esposa). Adriana se presenta al pueblo español con aire aflamencado gracias a los vestidos de los diseñadores más raciales (Victorio & Lucchino y Vicky Martín Berrocal), que digo yo que es como si yo me planto en EEUU ataviada con la línea más country de Ralph Lauren, o en Cádiz este verano con la colección completa de Antonio Ardón (Dios no lo quiera). Y todo porque Adriana es mexicana pero tiene alma española: vale, bien, yo tengo alma japonesa pero no voy todo el día con el quimono colgando.

¿Ven? Ya me he cascado medio post hablando sólo de un reportaje. Y es que aprender antes a leer "serena y feliz en su entrevista más esperada" que "mi mamá me ama, mi mamá me mima" da un bagaje que ni les cuento. Yo comencé mi lectoescritura con SEMANA y sigo con ella desde hace muchos años, pero ahora, seducida, le he incorporado el ¡HOLA! montándome un particular ménage à trois que llega a orgía con todas sus letras los fines de semana, cuando entran también en acción EL PAÍS, MUJER HOY y los periódicos locales. De hecho, creo que si no tiro periódicos y revistas en dos meses puedo hacer la reproducción a tamaño real de la casa de Isabel Preysler en papel maché, cuartos de baño incluidos. Todo es ponerse.

Y si no le atraen lo suficiente las revistas del colorín y las razas cobrizas, permítanme una recomendación veraniega, que también es muy de no sé qué escribir esta semana: "Los hombres que no amaban a las mujeres", de Stieg Larsson, para recrearse con un personaje femenino que nunca, nunca, saldrá en el ¡HOLA!