lunes, 27 de diciembre de 2010

Descubrimiento

He hecho un descubrimiento aterrador: estamos en crisis. ¿Cómo, que ustedes lo sabían ya? ¿Que lo están sufriendo en sus propias carnes? Pues yo me acabo de enterar: claro, sólo veía los programas de los casoplones de la Sexta, el bodorrio del mayor de Naty, los viajes de Alfonso y la Duquesa, las compras navideñas de Lomana en Nueva York y las fiestas patrocinadas por Moët & Chandon y pensaba que todo iba fenomenaaaallll (Lydia Lozano dixit). En mi caso esto ha sido "el mundo se derrumba y yo, de rumba". Madre mía, si la verdad esta ahí fuera.

Estos días que, por motivos laborales he tenido que leer la sección de local y la de nacional (no me prejuzguen, leo todos los días el periódico, pero como empiezo por el final siempre me quedo en las páginas de cultura y sociedad; el trayecto del autobús no da más de sí) me he quedado muerta. Pero claro, la cosa sigue sin cuadrarme: si a un chorizo como Rodríguez Menéndez le pagan un pastizal por echar espumarajos por la boca que le habrá dado para llenar la Pampa de ositos de peluche, y si Genoveva Casanova lleva un dineral en abrigos de piel para recoger el Nobel (ay, no, que no se lo han dado a ella, sino a su suegro, pero me ha costado leer el artículo tres veces para enterarme: 21 fotos de Genoveva + portada frenta a 8 de Vargas Llosa), la cosa va bien. Y sí, es verdad, la cosa va bien para los mismos.

Intento encontrar el reflejo de la crisis en mis lecturas de cabecera: nada. A tenor de las portadas, el sector inmobiliario está más boyante que nunca: en ¡HOLA! Naty Abascal muestra su casa de Madrid, y en LECTURAS Belén nos enseña su chalé de Paracuellos en una EXCLUSIVA ABSOLUTA (me inquieta el término EXCLUSIVA ABSOLUTA. ¿Habrá una EXCLUSIVA RELATIVA? ¿Será ese el relativismo moral del que tanto habla el Papa?).

Lo cierto es que el chalé parece sacado de un catálogo de El Corte Inglés, adornado con esos detalles personales que crean hogar: un cuadro de punto de cruz donde pone "¡ARRIBA LA ESTEBAN!", regalo de una fan -estilo Kathy Bates en Misery, deduzco-; un cenicero con su foto y la de Fran, recuerdo de EXCURSIONES MARÍTIMAS; una copa con su nombre y el logo del programa "SUPERVIVIENTES" (¿por qué se la regalaron si no dejó ir a Fran?), y un precioso cuadro con los blasones de los apellidos Esteban y Álvarez.


De la casa de Naty, sólo un detalle: las flores las compra personalmente. ¿Puedo deducir de esta frase que hay crisis? ¿En tiempos de bonanza las flores se las habría mandado personalmente el Padre Mundina? Es una interpretación arriesgada, pero posible.


Pues así he vivido las últimas semanas, sumida en la más terrible confusión, empezando los periódicos por la primera página y llenándome los ojos de crisis, paro, cierres, manifestaciones, recortes salariales y subvenciones denegadas, y terminándolos con bodas en las Bahamas. Mi no comprender. La única solución posible para sobrellevar esta Navidad trágica es comprarse el DVD de Felipe y Letizia, la mejor serie de humor de los últimos años, y verla en bucle, con sus majestades versioneando a Los Roper y, como dice Rosa Belmonte, con ese rey calzándose gorras de almirante que le sentaban como a Luis Aguilé la suya en el videoclip Nadie me quita mis vacaciones en Castellón. Luego pueden jugar en casa a imitar el acento austrohúngaro de Marisa Paredes.

Pero no se preocupen, que cada vez nos ponen más fácil no enterarnos de nada: ayer se acabaron las emisiones de CNN+ y las sustituyeron por GRAN HERMANO 24 h. ¿Está pasando? Pues ya no lo estás viendo. San Paolo Vasile de Nuestra Santísima Inconsciencia vela por nosotros. Amén.


Y, lo peor de todo: ¿se han dado cuenta ustedes de que han podido sobrevivir todas estas semanas sin mis artículos? Eso sí que me da miedo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Belén still here

Estimados lectores a los que su religión de adoradores de la 2 y de la HBO les prohibió ver La princesa del pueblo: a continuación paso a detallar la emisión de dicho documental para que puedan hablar con propiedad del tema en los comercios del ramo sin tener que cometer pecado alguno. Definitivamente, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. De nada.

Sólo el título ya da para un injerto genealógico que revolucionaría las monarquías europeas: si Belén es La Princesa del Pueblo, entonces ¿Andreíta es la Infanta? ¿Fran es el consorte, Duque del Rasca? ¿Y Jesulín de Ubrique, qué lugar ocupa? ¿El de Jaime de Marichalar? (qué me gustaría a mí ver a Jesulín con los looks que gasta Marichalar, con el chándal de torear vaquillas customizado por Lacroix). Y el Defensor del Menor ¿es un mero instrumento en manos de los campanaristas partidarios de Julia I de Ambiciones que no quieren que la Infanta Andreíta suba al trono como Andrea I del Pollo? ¿Es Pepa Jiménez republicana?

El anunciadísimo documental resultó un pestiño hagiográfico de proporciones monumentales. Belén comparada con Evita Perón, Lady Di y una revisión en paralelo de Cristal traidica por los pelos (teñidos): ¿se acuerdan de Cristal? ¡Qué sobremesas de café, galletas y despiporre nos metíamos! Eso sí, mucho trabajo de documentación para encontrar la escena en la que Belén se baja del coche ¿igual? que Diana de Gales. Pero sobre sus novios noctámbulos Dany Dj y Óscar Lozano, el Pepagate, sus líos con los Janeiro... ni miajita. Parece ser que habrá una segunda parte que contendrá todos estos temas espinosos obviados en la primera entrega. Se llamará El asedio a la princesa: las guerras janeiras.

Y van y montan una premiere en los cines Palafox. Y llega la estrella, se baja de la limusina y se lía la de Dios. Lo que no se entiende es que hayan pagado un pastón para traer a Julia Roberts, la Novia de América, a recoger el Donostia cuando aquí al ladico, en San Blas, tenían a la Princesa del Pueblo. Que princesa es más que novia, y que ya son ganas de gastar cuartos en aviones para peluqueros y maquilladoras cuando nuestra Belén se arregla con los de Tele 5 de toda la vida.

Pero no, Belén no se merece el Donostia, se merece el Oscar directamente. Porque aún nadie se ha percatado de que el documental sobre la vida de Belén Esteban es un falso documental: Belén Esteban es como Joaquin Phoenix, que teóricamente ha estado los dos últimos años de su vida alejado del cine y viviendo como una supuesta estrella del hip-hop para poder rodar I'm still here, presentado en Venecia como un documental sobre los desvaríos de Phoenix cuando era una película de ficción. Pues nuestra Belén, lo mismo: en realidad es catedrática de Derecho Constitucional, habla seis idiomas incluido el kurdo y se ha licenciado en interpretación por la escuela de Cristina Rota, pero desde que nació, en un alarde de llevar el método hasta sus últimas consecuencias, se ha estado preparando para su papel en La princesa del pueblo. Descubierto el fake, tal vez en un próximo De Luxe Belén aparezca con su verdadera personalidad, se despida de su acento y de comer chicle con la boca abierta y ya sólo quiera salir en Redes hablando sobre el pensamiento científico de Hawking. Y evidentemente, tras la encuesta realizada en la que queda como tercera fuerza política del país, se presentará a las elecciones por el ¡A.L.E.! (¡Arriba La Esteban!) y nos dejará a todos muertecicos del tó cuando ella sola, solica, de con la receta para sacarnos de la crisis gracias a sus conocimientos macroeconómicos adquiridos durante su estancia en Harvard, cuando todos nos pensábamos que estaba de crucero con Fran visitando Dubrovnik ("la perla del Antártico", que dijo para despistar). Pero me temo que, descubierto el tomate, la gente no la votará, que los españoles somos muy nuestros y no consentiremos que alguien tan preparado llegue al poder.

Dicho esto, servidora es belenista de toda la vida. Y por eso, y sólo por eso, me permito el lujo de escribir sobre su Alteza No Serenísima. Que para escribir un artículo con fundamento habría que pedir créditos acerca de los Salsa Rosa, AR, Sálvames y Sálvames De Luxe que se ha tragado una, que luego llega un listo al que su suegra le ha contado cuatro cosas y se marca un sesudo articulín criticando a la Princesa y a su Camelot particular. Así que ojito. Dios salve a la princesa.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Familias

Estoy mal, fatal, peor. Vuelta de vacaciones con hecatombe familiar. Así que recurro a mi manual de autoayuda favorito. No, no es ni "El Secreto", ni Paulo Coelho ni tontunas parecidas, es el ¡HOLA!: veo a Luis Alfonso, Margarita y demás parentela en la portada y me doy cuenta de que los miembros de mi familia, al lado de los Martínez Bordiú, parecen los Ingalls.

El motivo de tan disparatada reunión familiar es el bautizo de los hijos de Luis Alfonso en el Vaticano. Todos alrededor del arzobispo de la Basílica de San Pedro (que no les cuento la cara que tiene): la bisabuela mala, malísima, la abuela hija del dictador, la madre bailonga, el aspirante a un trono imposible, el marido de la madre y sus labores, la nuera riquísima. Parece un cuadro de El Greco, comentaban en "Sálvame". O una película de Todd Solondz, comento yo.

Para empezar los niños fueron bautizados como Sus Altezas Reales el príncipe Luis y el príncipe Alfonso, recibiendo el bautismo como hijos del heredero de los derechos dinásticos franceses. Olé. Perdón: voilà. Pues yo voy a inscribir a mi hijo como Su Alteza Real el Príncipe de Genovia, y lucharemos contra Anne Hathaway en una guerra por el trono, porque puestos a inventarnos títulos prefiero a Julie Andrews como reina madre. Y para rematar, ("rematé", que dirían Tip y Coll), Luis Alfonso y Margarita declaran que "se sienten muy ligados a los valores de la familia como base de la sociedad, donde la unidad es esencial para el equilibrio de los hijos". Claro, lo que han visto en casa. Porque Carmen siempre ha sido muy familiar; de hecho ha formado tres familias distintas. Pero a pesar de ello ni mi madre ni la de ustedes la perdonarán nunca por dejar a sus hijos y marcharse con Jean-Marie Rossi: "Por lo menos la Preysler se divorciaba pero se llevaba a los críos", dicen las madres de España cuando hablan de la Bordiú. Algo en lo que está de acuerdo Emmanuela Dampierre, archienemiga de Carmen. De hecho, en la única foto en la que aparecen juntas, la pobre señora está con los ojos cerrados; entiendo que esperaron a que la bisabuela se quedara un poquico eclipsá para que Carmen pudiera salir en la foto familiar.

Por cierto, el otro día cotilleando libros en casa de Miguel P., encontré la biografía que sobre Emmanuela Dampierre había escrito Begoña Aranguren. Mi sorpresa fue como si hubiera encontrado la "Crítica de la razón pura" en casa de la Esteban. Claro que de un hombre que encuentra atractivas a Eugenia Fernández de Irujo y a Terelu Campos me espero cualquier cosa, pero esto es demasié. Así que no sigan mi ejemplo si no quieren llevarse sorpresas, que lo mismo se encuentran en la biblioteca de su amigo el progre con "100 personajes que hunden España" de Curri Valenzuela, y les cuesta la amistad. Que todos tenemos secretos.

A la que no veo en la foto es a María de Mora. ¿Iría a la ceremonia? Sí, María de Mora es esa señora que consigue que te paguen 12.000 € sólo por ir a cenar con un señor. Como se llevan tan requetebién hasta el punto de que pasó la noche de bodas con José Campos, no me extrañaría nada verla charlando animadamente con el arzobispo proponiéndole algún arreglillo a medias con Carmen y José. Porque Carmen es así de liberal, y con el tiempo se ha convertido en una de mis FFF (Fachas Fiesteras Favoritas), esa raza de mujeres que levantaban el brazo derecho mientras que con el izquierdo pillaban todo lo que se les ponía a tiro. La primera y la más grande fue Carmina, pero Carmencita ha sabido coger el testigo y llevar su título de FFF con la mayor dignidad.

Pero no me resisto a comentar una nueva familia que surge: la que formarán Álvaro de Marichalar y Ekaterina. El reportaje no tiene desperdicio; les aconsejo vivamente que compren un ejemplar y hagan un comentario de texto (si puede ser con dos gintonics encima, mejor). Procedamos. Análisis sintáctico y gramatical del siguiente párrafo:

"Es un hombre curtido en mil batallas náuticas a lomos de su delfín de acero, al que ha llamado como la tierra que recibió de sus antepasados. Pero seguro que para él nada de esto es comparable con la nueva aventura que va a emprender, la singladura de su vida, al lado de su novia, Ekaterina, la guapa ucraniana que llegó, vió y venció al hasta entonces indomable corazón de este guerrero del desafío, el día que se le apareció en la otrora galaxia de los Zares".

Y así empieza el reportaje. Esta es la grandeza de la literatura, que convierte a un tipo sin afeitar que va en moto acuática en un hidalgo, en un paladín que lo mismo defiende Numancia que diseña el traje de novia de Ekaterina ("Estoy convencida de que no hay nadie que pueda diseñar nada mejor para mí, ya que me conoce de verdad", dice Ekaterina). Ya la veo vestida como Isabel la Católica. ¿Y él, se casará con el chaleco salvavidas? No se preocupen, que nuestra revista de cabecera dará debida cuenta de ello.

¿Ven? Termino de escribir este post y ya me siento mucho mejor. Porque ya saben, "todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera". Y como decía el gran Antonio Gamero, que falleció este verano: "Si tienes penas no se las cuentes a los amigos, que les divierta su puta madre". O el ¡HOLA!

viernes, 30 de julio de 2010

Bisuta

Las joyas de la corona son, de momento, más del estilo de las que llevaba la mujer de Farruquito en su boda que de la tiara prusiana que lucía Letizia en la suya. Les confieso una cosa: me aburrí. ¿Por qué? Porque Tele 5 lleva 12 años haciendo el mejor casting posible para este programa a través de Gran Hermano, por lo que comer con la boca abierta y rascarse los mismísimos con la mano derecha mientras te haces el moco con la izquierda lo hemos visto en infinidad de ocasiones. Que no sepan lo que es el decoro ("la ordenación de los adornos de la casa", dijo el uno, "no, las cosas que te pones encima", dijo la otra), que quieran ir a comprar "a la Chanel y a la Dior" o que no conozcan el nombre de pila de Mª Dolores de Cospedal lo veo ya hasta normal después de años de yoyas, peleas, edredoning y patadas al diccionario.

Servidora esperaba auténtico macarrismo poligonero, del bueno, del que saldría de un hijo nacido entre Bea la legionaria y Paquirrín, pero todo se quedó en lugares comunes: morirse después de ver Ibiza (¡¿?!) o mientras conduces un Ferrari (si yo fuera Pere Navarro anotaba el nombre del pollo y le impedía acercarse siquiera al concesionario), tatuajes ("ya verá cuando esa estrella que lleva tatuada en el hombro se convierta en una medusa con los años", le dijo a una concursanta Nacho Montes), piercings y mucho pelo de la dehesa. En fin, nada nuevo bajo el sol: son el fruto de 12 ediciones de un GH convertido en referente estético y moral. Aunque que se den cuenta de que hay que dejar de reivindicar el eructo como signo de autenticidad me hace no perder la esperanza en el ser humano.

Pero ¿para qué quieren estos muchachos las clases de buenos modales? ¿Para darle la mano a la dependienta del Berska? ¿Para comerse con cuchillo y tenedor una Burguer Cangreburguer? (si Calamardo les deja entrar, claro, que mi Calamardi es muy suyo). ¿Para hacer una exégesis del último discurso de Zapatero mientras bailan reggaeton? Menos mal que el profesor José Liberto López de la Franca, jefe de la Casa de Su Alteza Real el Infante de España don Leandro Alfonso de Borbón (doble ¡¡¿¿??!!), les ha enseñado a hacer una reverencia delante de los Reyes, porque es cuestión de tiempo y de un infarto de Jaime Peñafiel que Felipe y Letizia, en su política de acercamiento al pueblo, acaben recibiéndolos en Zarzuela. O que el premio sea convertirse en novio/a de los pequeños de la Casa Real sueca, a los que les va mucho el mundo choni. Al final esto es Princesa por sorpresa 3.

Pero la verdadera gracia podría estar en hacerles un seguimiento cuando acabe el programa y vuelvan a sus lugares de origen: después de pasarse media vida intentando ser los más chulos del barrio les lloverán collejas a cascoporro cuando se desmarquen con un "Jessi, mona, ¿me pasas el calimocho, por favor? Graciassss", o con un "Ay, querida, me encanta como te sienta ese petit robe noire de Tony Modas". Ahí sí que hay espectáculo.

Echo de menos entre el profesorado a auténticos expertos en la materia: Nacho Montes les enseña dicción, cuando ahí debería estar Tamara Falcó. Un "¿sabesss?" bien dicho o colocar un "estupendo, todo fenomenal" cuando te están preguntando si es cierto que has empotrado el mini contra un VIPS requiere años de experiencia. Y una master class de Nati Abascal enseñando cómo hablar sin mover la boca después de hacerte un lifting para que no te tiren los puntos sería la guinda.

Y de la suerte que tenemos los cartageneros, qué me dicen. Cada poco tiempo aparece un excelso representante de nuestra tierra y nos da prestigio donde quiera que va: Federico Trillo, Chiqui GH y, ahora, Pepe (reapellidado como Complementos por Nacho Montes). Creo que es la primera vez que hubiéramos preferido que junto a su nombre apareciera Murcia en lugar de Cartagena. Eso sí, nuestro Pepe le dio la primera en la frente al profesor Montes, porque si la elegancia consiste en ir adecuadamente vestido en función de la ocasión, Nacho Montes se columpió. Apareció en la playa del ZM creyéndose que estaba en Venecia contemplando a Tadzio, ataviado con una chaqueta azul marino a rayas y pantalones rojos, mientras que Pepe Complementos, mostrando su pecho depilado y sus gafas de sol tamaño Isabel Pantoja se baja del avión y no ha dormido nada durante el vuelo, iba perfecto. Una lección más de saber estar y de WordPerfect desde el cantón.

De remate, en "Resistiré, ¿vale?" (la versión actualizada de "La Clave"), grupo de expertos debatiendo: Bea la Legionaria, Amor, Kiko Hernández, Josie (¿por qué no está Josie como profesor?; aún recuerdo sus frases maravillosas en Supermodelo -"hay que rebuscar en la charity"-), Jimmy Jiménez Arnau y Bienvenida Pérez como Special Guest Star, que se apresura a levantarse y a saludar a Lomana estrechándole la mano y no con dos besos, que ella tiene una exquisita educación británica, mientras le suelta que ya era hora de que una mujer como ella hiciera algo por la juventud de este país.

En fin, que nos vamos a pasar todo el verano con esta panda. Ahora sólo tenemos que esperar a que vayan saliendo y nos cuenten en el Interviú todo lo que han aprendido mientras se tapan el mismísimo con la Perla Peregrina. Todo finísimo, oiga.

lunes, 12 de julio de 2010

El espítiru del contable

No sé qué cara se pone después de ganar un Mundial. Ustedes, como yo, están acostumbrados al pesimismo endémico de los españoles, al post-partido quejoso, a acordarnos de la familia del árbitro, a decir que los jugadores son un hatajo de niños malcriados que no hacen su trabajo y a discutir las alineaciones mientras se toman un cortado. Pero ayer todo el mundo tenía una sonrisa bobalicona en la cara. Es una sensación extraña. Y más extraño es aún que esto lo haya conseguido un señor con bigote, porque la historia de este país está llena de señores con bigote cabreados que lo único han conseguido eran cabrearnos aún más. Hasta que ha llegado Vicente Del Bosque: amable, tranquilo, elegante, discreto, contenido. Don Vicente es un tipo normal al que echaron del Madrid "porque no le quedaban los trajes de Emidio Tucci como a Carlos Queiroz" (José Ramón de la Morena dijo; teniendo en cuenta que, para Joserra, un Emidio Tucci es el colmo de la elegancia masculina). Pues bendita sea su normalidad, porque ha conseguido contagiarla a los 22 tipos que están junto a él.

De hecho, el tío que marca el gol de la victoria parece un contable. Lo que habrán tenido que sufrir los publicistas para sacarles punta a este equipo: las bandas sonoras épicas, los anuncios rodados en croma para ponerlos después sobre un fondo apocalíptico con unos muchachos que parecen los hijos de la vecina del 4º derecha, casados con sus novias de toda la vida, sin ese aire de poligoneros de lujo. Son los críos del barrio que han crecido. Son los súper héroes de verdad; al igual que Clark Kent esconde su verdadera identidad detrás de las gafas de pasta, estos tipos, que pasarían desapercibidos en una oficina, se ponen la camiseta y arman la marimorena. Por eso, porque bajo la apariencia del contable esconden el talento. Y porque, como los contables, van todos los días a trabajar y a cumplir con su tarea lo mejor que saben. Como todos nosotros. Sin necesidad de firmar contratos donde se les prohíba salir por la noche, ni cancerberos que los enjaulen en sus mansiones. Tienen la responsabilidad suficiente para saber qué tienen que hacer en cada momento. Y van y lo hacen. Y ganan. La leche.

Y esa aparente normalidad (porque ya me dirán qué tiene de normal la vida que llevan y el pastizal que ganan) es la que los hace cercanos. Por eso nos caen bien, porque no son ni unos chulánganos (Jorge Lorenzo es un piloto magnífico, sí, pero ¿a que les cae mejor Pedrosa?) ni unos quejicas. Y si lo son, que alguno habrá, no se les nota.

Hasta el beso les ha salido de película. ¿Que no? Los dos guapos, monísimos. Él se emociona, se agobia, no sabe cómo seguir hablando y acaba el discurso plantándole un beso a ella. Ella se queda traspuesta. Lo único que disturba el momento es que, en lugar de oirse violines, se escucha a los tíos de Radio Marca gritando "¡¡¡VAYA BESO LE HA PLANTAO!!!". Se preguntaban J.J. y los suyos si los jugadores acabarían bañando a Sara Carbonero en champán. Camacho respondía "No creo; le tienen mucho respeto al capitán". Al ciezano le faltó acabar la frase escupiendo un hueso de oliva, porque seguro que esa noche hubiera batido el récord internacional de lanzamiento.

Todo esto me lleva a pensar que voy a tener que darle la razón a mi churri cuando afirma que lo único que quiere es que nuestro hijo sea un tipo normal, mientras que yo suspiro porque gane un Oscar y me lo dedique (no tengo prisa, Clint Eastwood lo ganó con 74 años y todavía le dió tiempo a dedicárselo a su madre), o acompañarlo a recoger el Príncipe de Asturias de las Letras mientras que en las revistas discuten quién iba más elegante ese día, si doña Letizia o servidora. Mi marido lo único que quiere que el crío herede de mi sean las pestañas y punto. Y ahora va la Selección Española y apoya el argumento. El caso es llevarme la contraria.

martes, 29 de junio de 2010

Out & out

Siempre me han sorprendido los disgustos que se llevan algunas mujeres cuando se enteran de que alguien es gay. Mi suegra, que ha perdonado a Jesús Vázquez por ser del Ferrol como ella, no digiere lo de Jordi González. "Es que no lo pareciera, ¿eh? Con lo buen chico que fuera. Y lo serio. Y no fuera amanerado ni nada". Por lo visto, mi suegra piensa que Jordi debería presentar "La Noria" en calzoncillo de cuero y plumas (aunque como está Tele 5, yo no lo descartaría). Como el disgusto que se llevó mi madre cuando se enteró de lo de Rock Hudson. ¿En serio mi madre pensaba que tenía alguna posibilidad de levantarle 300.000 pelas a mi padre, escaparse una noche de luna llena, coger un taxi hasta el aeropuerto más cercano (30 Kms.), pillar un vuelo San Javier-Madrid, desde allí otro hasta Los Ángeles, coger otro taxi, llegar a los estudios de la Metro, camelarse al guardia para que la dejara pasar, camelarse al otro guardia de la entrada al set de rodaje, interrumpir el rodaje, encontrarse con Mr. Hudson, pegarle un empujón a Doris Day, plantarle un morreo que lo dejara sin respiración y hacer el viaje de vuelta? Y todo esto sin hablar inglés. O lo que es lo mismo: ¿qué más te da que Hudson o Vázquez (Jesús) sean gays si no tienes ni la más mínima posibilidad de enrollarte con ellos aun siendo heteros?

Deduzco que estas mujeres que tienen que soñar con todo clarito y bien clarito serán partidarias de hacerle a los tíos el test de Kevin Cline en In & Out o el de mi amigo Humberto, aunque sería harto complicado encontrar las preguntas adecuadas, porque los gays tienen que estar hasta la peineta de que los metan a todos en el mismo saco (igual que nos pasa a las mujeres, por cierto). Además, seguro que habría algún falso positivo, porque si un hombre heterosexual contesta correctamente a la pregunta:

¿Cuándo puede llevarse pamela a una boda?


a) Por la mañana

b) Por la mañana y a primeras horas de la tarde (para protegerse del sol)

c) En cualquier momento,

definitivamente será gay a los ojos del mundo aunque el tipo sea un machote. Pero ¿y si la falla un gay? ¿Eres menos gay si no te gusta Lady Gaga, si no adoras a la Lomana, si no lees a Kavafis, si no te gusta Fassbinder, si odias Eurovisión, si no distingues un engaste pavé de otro en chatón? ¿Puedes ser gay y oír "El Larguero"? ¿Todos los hombres -gays- son iguales? Repasemos algunos estereotipos:

- LOS GAYS TIENEN UNA SENSIBILIDAD ESPECIAL: personalmente, creo que la tienen exactamente en el mismo sitio que los heterosexuales. Sí, ahí.

- LOS GAYS SON EL GRUPO SOCIAL CON MAYOR PODER ADQUISITIVO: esto no lo digan muy fuerte delante de los que conozco o no verán otro amanecer.

- LOS GAYS SE PREOCUPAN POR SU ASPECTO FÍSICO: si la chistorra es considerada como alimento macrobiótico, sí.

- LOS GAYS ADORAN A SUS MADRES: como Jaime Ostos Jr., supongo.

O lo que es lo mismo: si usted, lector gay desconocido, no sufre un constante síndrome de Stendhal, es pobre como las ratas, tiene una maravillosa barriga cervecera, no viste como una poligonera arreglá y aborrece a su castradora madre, no se preocupe: puede continuar siendo gay. Incluso puede ser cristiano y homosexual, como le cantaba José Ángel a su madre. Lo cierto es que la única incompatibilidad que encuentro es la de ser gay y trabajar en Intereconomía, pero qué sé yo. Eso sí, hay una pregunta que todos/as contestaremos/as afirmativamente en un supuesto test, seamos lo que seamos: ¿Le pone Hugh Jackman? Perdónenme, pero estoy todavía bajo el impacto visual de X-Men Orígenes: Lobezno. O Wolverine; díganlo en inglés un momento, paladeando el final... verán como se les hace la boca agua. Lo voto como icono LGTB (Le Gusta a Todo Bicho). Hum, ahora que lo pienso... Hugh Jackman no será gay, ¿verdad?

En cualquier caso, hagan un out & out de su casa y salgan a pegarse una juerga el día del Orgullo, que cualquier excusa es buena: en Cartagena este año se celebró por primera vez. Y les aseguro que las ganas de fiesta son algo común a todos los estereotipos, incluido el mío (madre de familia con pretensiones de columnista de periódico de provincias), por lo que angelotes, marineros, monjas, magos y servidora nos lo pasamos de maravilla. Mucho mejor que una procesión, dónde va a parar (por cierto, no hemos hablado del estereotipo del capillitas. Lo dejamos para otra ocasión). Feliz Orgullo.

P.D.: ¡Qué guasa tiene Alberto de Mónaco, que anuncia su boda la semana antes del Orgullo! Luego dicen que si la abuela fuma.

miércoles, 16 de junio de 2010

Explota, explota me, explo...

... explota, explota mi corazón. Y como Raffaella sintió que le iba a explotar, empezó a tomar Danacol para ridurre il colesterolo. Aquí lo anuncia Manolo Escobar, mientras que Jorge Javier le da al Kaiku Benecol. Y mi marido toma Huesitos, que eso sí que va bien para el colesterol: te lo pone a 1.000.

Servidora tiene los niveles de colesterolo estupendamente (los que llevo fatal son los de celulitis), pero si Raffaella me dice que tome Danacol, pues me lo tomo, que yo hago caso a todo lo que dice Raffaella; de hecho, para hacer bien el amor siempre me voy al Sur. Adoro a Raffaella, aunque por mi parte ha sido un amor maduro, ya que he tenido que luchar durante años contra el odio por las rubias que mi madre se ocupó de transmitirme: en el Pleistoceno Raffaella actuó en el Polideportivo de Islas Menores, el Florida Park del Mar Menor, y mi madre, transmutada en crítica musical, dijo que lo único que hacía era "pienna p'rriba, pienna p'bajo, cabeza p'lante, cabeza p'tras. ¡Y encima canta en play back!". También ponía a caldo a María Jiménez ("¡qué basta que es la tía!", decía, y eso que no llegó a ver sus imágenes en el Rocío) y, por supuesto, a Bárbara Rey y a sus fotocopias: a mitad de los 70 fueron a un espectáculo de revista (obligados por unos amigos, claro, porque al lado de mis padres los Alcántara eran el colmo de la progresía social y del libertinaje) donde un imitador de Bárbara Rey, que llevaba un vestido con dos agujeros enseñando el culo, se sentó sinuoso sobre las rodillas de mi padre. Mi madre, en pleno arranque racial, le apagó un More 120 mentolado en el cachete derecho. "¡Ay, señora, que me está quemando mi herramienta de trabajo!", se quejó. Podía haber sido peor: si mi madre se llega a fumar un Partagás a lo Saritísima, entonces sí que le arruina la herramienta de verdad.

Y claro, con una infancia marcada por el odio hacia las rubias (y por un snobismo adolescente que me hacía aborrecer cualquier cosa divertido-comercial), no podía querer a Raffaella. Hasta que hace unos años me acepté como morena y consumidora de hits e hice las paces con las rubias, especialmente con las teñidas: su lucha implacable contra las raíces me enternece. Y ahí Raffaella es lo más de lo más: no sólo es esclava del tinte y de la plancha, sino que es la reivindicación permanente de la sonrisa, la pienna levantá, la lentejuela, el lamé dorado, el verano. Y además es italiana, y eso ya son muchos puntos: Celentano, Mina, Paolo Conte, Carosone... en italiano todo suena mejor. Para colmo estoy leyendo una cosa deliciosa de Enric González titulada "Historias de Roma" y estoy que me hago un capuccino encima. Aunque me pregunto si el hecho de que Raffaella, encarnación bailonga de Italia, tenga las arterias chuchurrías, no será una metáfora de la situación actual del país. ¿Será Berlusconi el colestorolo de tutta l'Italia?

Ahora bien, no confundan mi tendencia adquirida de descuajeringarme la cabeza cuando suena "Rumore" con una pasión natural por todo lo bailongo. No, la discografía de la Carrà es la única que admito como fin de fiesta: ni Georgie Dann, al que mi amiga C. encuentra ¡sumamente atractivo! (evidentemente no voy a dar el nombre de C., porque esto es aún más grave que dar los nombres de las que estuvieron en el famoso book de María de Mora: se puede perdonar ser una putiférica, pero que te ponga Georgie Dann, no), ni reggaeton, ni sevillanas, ni salsa. Eso déjenselo a Lydia y a su baile chuminero.

P.D.: En mi anterior post no comenté un hecho que me llenó de inquietud: al bajar de darle un abrazo al Santo en la Catedral de Santiago de Compostela, me encontré con dos pantallas enormes donde aparecían unas velas virtuales. Debajo ponía: SI QUIERES ENCENDER UNA VELA, ENVÍA MIVELA SANTIAGO01 AL 25000. Y claro, si la modernización de la Iglesia reside en que Jordi González me va a llamar el sábado por la noche regalándome una indulgencia plenaria, apaga (la vela) y vámonos. Me hago protestanta.

lunes, 7 de junio de 2010

HOLA TOUR (o de cómo me encontré a Carmen Lomana en el Parador de León).

"He estado fuera unos días". Es lo que más me gusta responder (pronunciado con s líquida y casi sin mover los labios, al más puro estilo Tamara Falcó) cuando me preguntan aquello de "Hija, ¿dónde te metes?", porque "He estado fuera unos días" puede significar tanto que me he ido a Saint-Tropez como que he pasado 48 horas detenida, y a servidora (ya lo saben) lo que más le gusta es jugar a la ambigüedad.

Pero a ustedes se lo cuento todo: ruta de Paradores por León y Galicia con línea de meta en Santiago para abrazar al santo. No, lo que yo he hecho no se puede considerar "Camino de Santiago", porque lo más parecido a un peregrinaje fueron mis viajes al cuarto de baño debido a que nos empeñamos en hacer una comparativa entre todas las Denominaciones de Origen de los vinos gallegos que, por lo visto, son demasiadas para mí y para mi colon (irritable). Acompañados por el reconocido crítico gastronómico Miguel P., nieto del Marqués de Mombuey (el inventor de las rebajas), su encantadora esposa Mamen A., a la que desde aquí proclamo como sucesora de Pepe Domingo Castaño en el Carrusel si al final Pepe Domingo se va a Tele 5 siguiendo a Paco González, y su no menos encantador hijo, pusimos rumbo a las tierras del norte sin saber las sorpresas que el viaje nos iba a deparar.

Primera noche parada en Olmedo, en la Gran Posada La Mesnada. ¿Y saben lo primero que me encuentro? ¡Páginas del HOLA enmarcadas! Todavía hay gente que está peor que yo de la cabeza, pienso, y atraída como Terelu por los brillos, pego mi nariz al cristal. ¡No puede ser! ¡Pero si son Gonzalo de Borbón y Mercedes Licer! Los Mismísimos se habían casado en la capilla de La Mesnada. Corriendo busqué aquel santo lugar y me arrodillé ante el Cristo que santificó la unión de tamañas personalidades. Oré con el debido recogimiento por el alma de Don Gonzalo (momento que quedó inmortalizado por mi fotógrafo de cabecera), pedí por la salud de la familia Borbón, por su vuelta al trono de Francia y por una aparición de Mercedes Licer en el De Luxe. Pero aún me aguardaba otra sorpresa mayor: adivinen en que habitación dormí esa noche. ¡En la suite nupcial de los Mismísimos! Arrobada e insomne ante tamaño acontecimiento, daba vueltas en la cama mientras me parecía oler un ligero aroma a whisky, prueba evidente de que el espíritu de Don Gonzalo aún vagaba por allí.

Tras el trance místico-legitimista, rumbo a León. Y allí, en el Parador de San Marcos, una nueva aparición: CARMEN LOMANA de cuerpo presente, que diría Kiko Hernández. Oh, Señor, ¿qué he hecho para merecer tanta generosidad? En la recepción del Parador, móvil en mano (creo que contestando a una entrevista), vaqueros ajustados, botas de cuero marrón moteras (se las habrás regalado Pilar Rubio, que es muy del tema), blusa floreada sin mangas, melena al viento y poco maquillaje. Yo, con mi hijo doliente (unas anginas muy oportunas y 39,5º de fiebre), esperando a que nos den habitación, sentadica en un tresillo mientras mi marido desarrollaba una desconocida habilidad como señalero de aviones, porque sólo le faltaban dos bastones luminosos para avisarme de que la Mismísima estaba allí. "Que ya la he visto, que ya la he visto" le indicaba yo en código morse con mi legendaria caída de pestañas.

Carmen hablaba apoyada en una mesa con más años que ella mientras la gente la miraba de lejos y su novio le hacía fotos de recuerdo. Los leoneses, que son muy suyos, la contemplaban como se miran los escaparates de Cartier, sin entrar, hasta que una señora se acercó a ella invadiendo su espacio vital y dijo para sí misma en una suerte de mantra "Sí que es ella, sí que es ella. ¡Qué guapa!". Carmen levantó la vista y la bendijo con una mirada afirmativa que, en el código morse pestañil que sólo hablamos las grandes, quería decir "Sí, señora, soy yo". En ese momento estuve tentada de llevarle a mi hijo para que Carmen le impusiera sus manos cargadas de Cartieres y Pomellatos y lo sanara, porque Carmen parecía una aparición mariana y veraniega, con su melena rubia y su blusa floreada. Pero me dieron la habitación y yo, que como Belén Esteban soy madre antes que nada, subí a mi aposento, dejando atrás a la Mismísima.

No volví a ver a la Lomana, porque yo no soy como Pitita Ridruejo, a la que se le aparece la Virgen en días alternos, y los special guest stars que vimos posteriormente quedaron eclipsados por la Mismísima: el padre de Zapatero, también en el Parador de León (yo no lo vi, se lo toparon Miguel P. y Mamen A.), y Antonio Garrido poteando con su nueva novia en Santiago de Compostela. Pero no había color.

Así que tras estos encuentros inesperados una idea comenzó a rondarme la cabeza: al igual que en Los Ángeles te pasean en autobús enseñándote las mansiones de los actores de Hollywood ¿por qué no hacer una ruta temática, un HOLA TOUR de los Santos Lugares donde podamos visitar los sitios donde nuestros favoritos han pasado sus mejores momentos?: apoyarnos en la mesa de Carmen Lomana, dormir en la alcoba nupcial de D. Gonzalo de Borbón y Mercedes Licer, hacer un crucero en el barco donde iban Marujita Díaz y Parada, acabar con el mini-bar de la habitación del hotel Villa Magna donde Naty Abascal vendía los modelos de Óscar de la Renta o sudar en el gimnasio donde se enfrentaron Ana Obregón y Victoria Beckham. Ni NO-TYPICAL, ni SPAIN IS DIFFERENT ni leches en vinagre: el HOLA TOUR sería un reclamo turístico imbatible. De hecho estoy convencida de que en el Parador de León han puesto sobre la mesa una placa en bronce y letra gótica donde dice: "Aquí se apuntaló Carmen Lomana". Me juego el cuello.

P.D.: En breve encontrarán en esta página la crítica gastronómica de los restaurantes visitados en nuestro HOLA TOUR realizada por Miguel P.

viernes, 7 de mayo de 2010

Los autobuses filosóficos

Voy en autobús. No se preocupen, que no soy ecologista ni vegana, pero es que hasta que no me pongan un coche oficial, o de producción o de lo que sea, servidora va en autobús. Y de vez en cuando tengo que levantar la vista del periódico (o del SEMANA, si es miércoles) porque se oyen perlas de sabiduría popular de este calibre:

- "Donde está el cuerpo está la muerte": pasajero filósofo haciendo referencia al repentino fallecimiento de un amigo que estaba de vacaciones en Benidorm. De anuncio de A dos metros bajo tierra.

- A la pregunta "¿Cómo está usted?", responde una gitana "Tirando... como el Señor de su cruz".

También pueden enterarse dónde coger agua gratis ("pueh yo voy con una garrafa de esah de 5 litros al grifo que está en la gasolinera que hay al lao del Intermarché"), o comprobar que los carritos de niño sin niño constituyen un excelente medio de transporte ecológico y alternativo para llevar cartones, o que si una se queda viuda no tiene que salir a la calle pa ná na máh que pa ir ar curto, o pillar una conversación entre una conductora y una rubia poligonera con todo teñido menos el bigote propia de El diario de Patricia: "Pues me entregaron una hoja en la que ponía que querías ser mi amiga", "¿Una hoja? ¡Era una carta!", "Pues no, que le faltaba el sobre". Todo esto amenizado con Cadena Dial, Radio Tele Taxi (¿sabían que Chiquetete sigue de plena actualidad discográfica?) o cedés propios: un sensible conductor ponía todos los días a las 9:15 de la mañana una canción que contiene las palabras novia, conejo, zanahoria y pelos. Pueden usted hacer la combinación que quieran con estos términos, que seguro que aciertan. A puntito de denunciarlo a Bibiana Aído que estuve.

Y, por supuesto, las broncas con el conductor (mi mecánico, que diría Josemi Rodríguez Siero): que si le he dicho que me pare, que si no la he oído, ¿verdad que lo he dicho?, pues no, pues sí, pues no querrá que tenga todas las paradas en la cabeza (¡¡¿¿??!!). Como verán, esto sí que es un reality digno de ser televisado, y no El Bus, aquella cosa que se inventó Antena 3 como respuesta a Gran Hermano y que no vió ni el conductor. En cambio lo coge Samantha Villar, se tira 21 días sin bajarse del autobús y le sale un docudrama social que pa qué.

Y como Facebook se ha convertido en el mayor instrumento de clasificación antropológica conocido hasta ahora, les dejo algunos grupos que suscribo plenamente:

Señoras que van con bolsas de pescado en el autobús

Señoras que se bajan del autobús de espaldas para no caerse

:Señoras que se preparan para bajar del autobús 5 paradas antes que la suya

Señoras que le dicen a sus maridos donde sentarse en el autobús

Señoras que se santiguan antes de subirse al autobús

Señoras que viajan en el autobús sin desodorante

Señoras que imitan a chiquito de la calzada al bajar del autobus

Señoras que esperan a subir al autobús, para buscar el billete en el bolso.

Señoras que gritan en el autobús: LA PUERTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

Señoras charlatanas que se sientan detrás del conductor del autobús

Señoras que aunque el autobús este vacio se sientan a tu lado

Qué quieren: las señoras que viajamos en autobús somos así.

Pues hala, ya está. Me he ganado el odio de los autobuseros para siempre, igual que Karmele con los taxistas. A partir de mañana, en bicicleta.

Rosa a través del espejo: Rosa Belmonte ha vuelto a atravesar el espejo y ahora está al otro lado. Ya lo atravesó en Mira lo que ven, en la 1, y en Dry Martini (creo recordar que se llamaba así el programa; lo busco en internet pero sólo me salen recetas del cóctel), pero ahora se va directamente al meollo de la cuestión televisiva, a Sálvame, donde espero que la Reina de Corazones no le corte la cabeza. A la Belmonte la sigo desde que escribía sus crónicas sobre la Feria de Murcia en La Verdad: evidentemente han sido las primeras y las últimas crónicas taurinas que he leído en mi vida, porque los toros no eran más que una excusa como otra cualquiera para inventarse la crónica social murciana y que las Vera Meseguer y las Paquichelos tuvieran su sitio.

La Belmonte, con esa cara de niña buena enmarcada entre sus mocasines, rebautiza a Lara Rodríguez como "La Mala Rodríguez", o compara el meterse con Belén Esteban a meterse con el Islam. De antología. Y de momento, el placer de leer a la Belmonte supera la envidia que me produce no tener la tecla tan afilada como ella. Sólo le pido que si no ha firmado contrato de confidencialidad, nos cuente los entresijos del programa. Total, que me he vuelto a enganchar. La culpa la tienes tú, Rosa.

miércoles, 21 de abril de 2010

28 horas

No puedo más. He calculado que invierto 28 horas a la semana en ver "Sálvame", ¡28 horas!, el cuádruple de la jornada laboral de Naty Abascal. Y claro, si yo fuera redactora del MARCA ahora mismo les diría qué se puede hacer en esos 1.680 minutos, igual que cuando fichan a Cristiano Ronaldo y ellos se marcan una portada diciendo todo lo que se puede comprar con el sueldo que le van a pagar al gachó: que si una isla en el Índico, que si no sé cuántos Jaguars, que si pagar la deuda externa de Mozambique...

El caso es que, además de esta pérdida irreparable de tiempo, estoy empezando a dar muestras de un comportamiento un tanto extraño. Esta es la sintomatología:

- cuando castigo a mi hijo lo mando a la silla de las ratas

- ya só-lo ha-blo en bisí-labos, ¿va-le?

- he intentado hacer el baile chuminero con una minipimer (ni les cuento, pero imaginen a Nina Hagen con un cuchillo y tendrán una idea aproximada)

- he intentado peinarme como Karmele en el "De Luxe" (tampoco les cuento)

- he comenzado a llamar a mi marido "mi codirector"

- tiré el tomo XII del "Summa Artis" porque ponía "Alhambra" en vez de "Alahambra"

- no pienso volver a Lisboa

- los fines de semana vivo sin vivir en mí

- he empezado a cogerle cariño a Caballito de Mar

- he comprado una casa en Benidorm

- doy mi opinión "como madre" o "como pueblo"

- cuando me dicen "gracias" contesto "a tí por venir"

- me he unido a los grupos "Señoras que aprenden historia con Belén Esteban", "Yo también creo que Felipe se tendría que haber casado con Belén Esteban", "Señoras que cantarán Candel in de güin en el funeral de Belén Esteban" y "Belén Esteban, Presidenta".

- me ha parecido ver el rostro de Belén Esteban en el fondo de la sartén, como las caras de Bélmez

- sólo compro productos Actafarma

- ¿he comentado ya que comienzo a encontrarle el punto a Caballito de Mar?

Dazed and confused he llamado a House, pero tras escupirme por teléfono me ha dicho que no me preocupe, que él está enganchado a los culebrones de médicos y a Oprah. Y claro, en la Betty Ford no quieren aceptarme tras el fracaso de mi última rehabilitación (ya saben que volví a comprar el ¡HOLA! tras un bajón de azúcar). Así que he decidido desengancharme yo misma aplicándome un programa de choque basado en "Redes", "Metrópolis", "Saber y ganar" y "Grandes Documentales". Es la versión televisiva de la dieta de las proteínas. Pero claro, ahora aparece la ministra Sinde y dice que le tiene simpatía a Belén Esteban. Y en Francia es objeto de estudio sociológico. Y así no se puede, oiga. No se puede.

jueves, 15 de abril de 2010

La gorda interior

Y Gloria Serra adelgazó y dejó a Jordi, claro. Es una ley no escrita: cuando uno adelgaza, se divorcia. Conozco varios (muchos, demasiados) casos en los que ellos empiezan a adelgazar al estilo del increíble hombre menguante y al final el nuevo cuerpo se lo lleva otra. Esta vez ha sido ella la que ha dejado plantado a Jordi, y Antena 3 disfrutará de Gloria con tres tallas menos. Pero si Gloria Serra sufre ahora al desayunar un biscote integral con un zumo de pomelo, no les cuento cuando se tenga que merendar las audiencias de Antena 3. Ella, que se pegaba un atracón con las de "La Noria" mojadas en café con leche. Pero Gloria es una valiente: por embarcarse en las tardes de Antena 3, que es como subir al Titanic y, por supuesto, por hacer dieta.

Todos llevamos un gordo dentro (menos Imanol Arias; su gordo se lo comió Juan Echanove) que se va incubando durante las Navidades y que eclosiona en verano. ¿Todos? Todos no: existe una raza superior a la que su físico ha convertido en modelos y que, llevada por una falsa culpabilidad, intenta solidarizarse con el resto diciéndonos aquello de "en el colegio lo pasé muy mal porque me decían jirafa". ¿Jirafa? ¿Es peor "jirafa" que "vaca"? A lo mejor en la India sí, pero en el sistema de castas escolar no, desde luego. Me dan ganas ganas de abrirles la boca con un embudo y vaciarles la nevera de Falete. Ese intento que tienen las tipas delgadísimas de pagar su deuda genética con la sociedad (todos los genes buenos se los llevaron ellas) hablándonos de su sufrimiento adolescente es tan lamentable como decir que los ricos también lloran o que la suerte de la fea la guapa la desea. Los refranes son un fraude. Y mi gorda interior se monda con ellos.

La gorda interior nos acecha siempre, pero sólo las que hemos luchado contra ellas de pequeñas conocemos el método para obligarla a replegarse: en cuanto asoma la nariz, dieta que te crió. La mía lleva una temporada dándome un respiro, pero yo sé que está ahí, invernando, acechando, esperando cualquier momento para salir. Es una presencia inquietante, que suele manifestarse los lunes por la mañana y que hará su aparición estelar en cuanto comience a probarme bikinis. "¿Bikini?", me dirá. "¿Y de color turquesa? ¿No sería mejor un bañador negro con pareo a juego?". Y la lucha volverá. Mi gorda interior es una psicópata, la tía.

Por cierto, mi marido se ha puesto a dieta. No sé si empezar a preocuparme.

domingo, 21 de marzo de 2010

Pititismo

Me encantan las reuniones excepcionales, llenas de elegancia y solidaridad, y que además son noches inolvidables. Entenderán que esto no lo digo yo, lo dice ¡HOLA!, entre otras cosas porque mis reuniones sólo son solidarias con las empresas vitivinícolas de la región y, en consecuencia, son absolutamente olvidables (pruebe a tomarse varias botella de Jumilla y a recordar algo al día siguiente). Esta vez la reunión excepcional es en el Museo Thyssen y su objetivo es recaudar fondos para Haití. Paradoja: lo que para unos es un desastre, para otras es la oportunidad de estrenar lifting.

Me miran las pititas de las fotos con su ácido hialurónico recién infiltrado. Yo veo sus caras deconstruidas como la tortilla de Adriá y ellas ven la mía, también de tortilla pero del bar Paco. Y me pregunto si no va siendo hora de que me apunte a la nueva cocina.

¿Ven? El pititismo lo invade todo. En mi propia pandi, que a este paso dentro de poco va a ser cuchipandi, ya hemos comenzado a hablar del tema: que si los surcos nasogenianos, que si una rinoplastia, que si una blefaroplastia... (como verán, manejamos un vocabulario que ni el doctor Planas). Estamos siendo contagiadas por el pititismo, una pandemia que se propaga a través de las portadas del ¡HOLA! a una velocidad de vértigo, que afecta mayoritariamente a las mujeres a partir de los 40 y que tendrá su punto álgido de contagio cuando comience la operación bikini. Y la OMS sin enterarse. Nadie está a salvo, ni siquiera usted, que se compró 30 botes de gel desinfectante para la casa y 20 tamaño bolso para que no se le pegara la gripe A, que piensa que no le va a afectar esa enfermedad, que va a cumplir los sesenta sin contagiarse porque se siente muy a gusto consigo misma y defiende la naturalidad a ultranza. Pero ¿usted no se depila, no se tiñe, no se ha arreglado los dientes? Pues tenga cuidado, mi querida amiga. No, no le estoy recomendando que se deje bigote para disimular el código de barras del labio superior, simplemente le alerto ante la facilidad de propagación de esta enfermedad. Puede estar incubando un pititismo si, además de pensar en hacerse un retoquito:

- comienza a decir frases de tipo "estoy enamorada de la vida", "una de mis aspiraciones es seguir aprendiendo como madre", "soy femenina, no feminista"

- quiere convertirse en diseñadora de joyas de la noche a la mañana

- tiene en su mesilla de noche "100 personajes que hunden España" de Curri Valenzuela, a saber: Zapatero, Almodóvar, Jorge Javier Vázquez, Pilar Bardem... (pero ¡sorpresa! también aparecen Horatio Caine ¡y House en la reedición! - lo de la reedición es otra sorpresa-)

- considera que tener una mucama inmigrante es involucrarse en labores humanitarias

- le pone José María Aznar y le ve un puntito a Jiménez Losantos

- baila sevillanas

- le ha encargado un traje a Vicky Martín Berrocal para bailar sevillanas

- cree que Enrique Ponce y Paloma Cuevas son la pareja más elegante de España

¿Presenta ya alguno de estos síntomas? Pues tenga cuidad, la enfermedad acecha; empiece con los antibióticos de amplio espectro. Aunque a lo mejor siempre ha querido usted ser pitita. Si es ese su caso, ya saben: "Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que soñó de sí misma". Y, por favor, si se convierte en pitita hágase de la variedad "me lo paso todo por la peineta porque tengo pasta y edad para hacerlo", como Lomana, la duquesa de Alba, Naty Abascal o Carmen Martínez Bordiú, que han superado la barrera del ridículo. Lo único que les pido es que no intenten convencerme de que están así de estupendas porque duermen ocho horas y beben mucha agua. Y no olviden que entre el pititismo y el patetismo sólo hay una línea. De expresión.

miércoles, 10 de marzo de 2010

... Y 100.

100 posts, 100. Si como dice Juan Cueto, los escritores desayunan egos revueltos, los bloggers desayunamos visitas y comentarios. Por eso el post número 100 no va dedicado ni a los Oscar ni al divorcio de la Esteban ni a la última portada del ¡HOLA!: va dedicado a vosotros, los que me habéis leído, seguido, comentado y alimentado un ego que con tantos mimos se ha puesto más ancho que el culo de Falete. A Roberto Duque, que me animó a escribir el primer post (el pobre, se creía que iba a hacer sesudas reflexiones políticas y se encontró con que hablaba de los pelos de Paul Weller) y al que leo a pesar de no estar de acuerdo con él en nada. A aquellos a los que no conozco personalmente pero con los que comparto muchísimas cosas: Sandra, antes conocida como LaCuca, que me envió un libro maravilloso (¡mi primer y único sueldo como blogger!) y me hizo toda la publicidad del mundo; Carmona, que me alegra los lunes (y los martes, y los miércoles...) desde su blog y hace que me coma la cabeza para estar a la altura de sus comentarios; Hong Kong Blues, it boy, icono fashion, el único escritor del mundo que se ha atrevido a llevar bombachos después de Oscar Wilde, que lleva una vida que para sí la quisiera Carrie Bradshaw, que me hace reír lo indecible y que me siguió a pesar del Holagate; González Pellicer, desaparecido del mapa (¿dónde estás?), que me hizo sentir como una reina; Lajarín y sus maravillosos dibujos; RM Daebi, la más cariñosa a pesar de la crisis... A mis amigos de siempre y a los nuevos, tanto a los que me hacen guiños a través de sus comentarios como a los que no me dejan ninguno ("¡Hija, si es que no sé qué ponerte!") pero me cuando me ven me dicen que han leído el último post. A mi santo, asustado al principio porque no sabía bien qué era esto de los blogs y pensaba que me iba a volver loca por algún desconocido internáutico cuyo nick fuera Charles Ryder (ni les cuento cuando le dije lo del Facebook: "¡Brujería!, ¡brujería!"). A los que he torturado creyéndome la hija secreta de Elvira Lindo y pidiéndoles una oportunidad para publicar en un periódico (qué quieren, crecí con "Lou Grant" y eso imprime carácter). Y, por supuesto, a las familias Pantoja, Rivera, Jurado, Pajares y Sánchez-Junco (a ésta última no le guardo rencor), a Belén Esteban, Naty Abascal, Carmen Lomana, Jorge Javier Vázquez, Ana Obregón, Tita Cervera y al resto de miembros de la cuchipandi que me han dado material para los posts. Sí, ya sé, también podría escribir sobre mí ("¡Hable de usted y deje tranquilos a los demás!", me comentó una vez un señor al que no le gustaba nada mi columna). ¿Cómo que hable de mí? ¿Gratis? ¿Queréis que hable de mí gratis? ¿Es que pensáis que no he aprendido nada en todos estos años? Hombre, por Dios...

Me está quedando el post como el anuncio de la Coca-Cola. ¿Veis? Si es que no me puedo poner seria: intento dar las gracias en plan Maruja Torres y me pongo tan intensa como Isabel Gemio. No os preocupéis, que voy a echarle un vistazo al SEMANA a ver si desengraso.

viernes, 5 de marzo de 2010

Palominos

Los trapos sucios se lavan en casa. Pero si no se los lava uno mismo es posible que su mucama salga en un programa de televisión contando si usted deja palominos en los calzoncillos. O si ingresaba en su nombre fajos de 3.000 euros una vez por semana, que viene a ser la correspondencia del palomino con el mundo folklórico. Y si además de mucama tiene usted chófer, niñera, jardinero, tata y satélites similares, ni les cuento: la posibilidad de que relaten con pelos y señales su tendencia natural a hacerse el moco mientras ve el telediario se multiplica hasta el infinito y más allá.

Que se lo digan a Lina Morgan, a Tita Cervera o a Isa P.: la cantidad de gente que ha salido en los últimos tiempos poniéndolas a parir ("contando mi verdad", que dicen ellos) es tremenda. Aunque podría ser peor: imaginen que ven La ceremonia y cogen ideas (y aquí viene un spoiler, aviso: en la peli de Chabrol Isabelle Huppert y Sandrine Bonnaire, la criada, le dan matarile a Jacquelinne Bisset y a su familia). Pero cuando te están poniendo a caldo en televisión no creo que eso te consuele mucho. Y es que desde la desaparición de Gracita Morales y Rafaela Aparicio el servicio se ha quedado sin referente moral, lo que ha posibilitado la llegada al poder de nuevos líderes mediáticos en el mundo mucamil como el chófer de la Pantoja. Así nos va.

Ni siquiera servidora, que está libre de toda sospecha, resistiría que alguien con quien trabajo hablara de mí: dependiendo de la mala leche y de lo que te paguen, mi hijo podría pasar de ser un niño vivo y con carácter a un pequeño cabrón que no para quieto un momento, yo, de vivir en un caos creativo y encantador a ser la tía más desastre y desordenada del mundo, y mis compañeros podrían dejar de pensar que soy una persona responsable y preocupada por su trabajo (porque pensáis eso, ¿verdad?) a ser una ciclotímica absurda que se tuerce con los cambios meteorológicos. ¿Ven? Es como si tu vida fuera examinada por el equipo del CSI después de tres guardias seguidas. Y si Grissom te echa el ojo seguro que descubre un cadáver en el armario. En mi caso sería por homicidio involuntario, porque una nunca lo hace a mala leche, pero sólo por la edad que tengo -de cuarenta para veinticinco, que estoy cada día más más joven- debo de tener algún que otro muerto por ahí.

Ya lo dice mi madrina: "el servicio te tiene que tratar de usted". Como verán mi madrina siempre me da sabios consejos, como el de que a partir de cierta edad "hay que ponerse una manguita", adelantándose a la teoría de que los brazos son las nuevas piernas. Pues eso, a partir de ahora se acabó el buenrrollismo: que me llamen "Señora Palo". Por si acaso.

Y más palominos:

- "I love Escassi"
: no tiene mérito ninguno. Ni encontrar a las participantas (se pone uno en la puerta de Corporación Dermoestética, Sección Reclamaciones, y ya está) ni ligarse a Escassi (que tiene un corazón tan grande que no le cabe en la porteñuela) ni seducirlo. Yo haría un "I love Enrique del Pozo", que eso sí que tiene mérito: a ver quién es la ¿guapa? que puede tirarle los tejos sin poner cara de angustia. Aunque yo apostaría a que dentro de poco podremos ver un "I love José María Aznar": este hombre se está convirtiendo a pasos agigantados en uno de los nuevos rostros de Tele 5. Lo tiene todo: abdominales, melenica, pulseritas, una capacidad de meter cizaña sin límite (a sus últimas declaraciones me remito) y, además, es amigo de Berlusconi. Al tiempo.

- "MQB" (o como leches se llame): por petición popular vía facebook. Y qué quieren que les diga: Pilar Rubio está estupenda (¿somos ella y yo de la misma especie?, pregunto), lo de Belén me recuerda a un rock&roll que bailé hace años con mi prima en las fiestas de la playa y me metí un leñazo que pa qué, y entiendo que Lomana se niegue a ponerse determinados estilismos, porque esa tendencia natural de vestir a las chicas como vedettes de La Maña y a los chicos como patinadores ucranianos es tremenda. Propongo a Hong Kong Blues como jefe de estilistas del programa, que algo aprenderemos.

domingo, 21 de febrero de 2010

Mi abuela y los hombres.

O los jambos. O los payos. O los saragustines, o los satélites, o los nenicos. Mi abuela, cual Linneo, elaboró toda una tipología de hombres, aunque sus favoritos eran los jambos, los tíos altos y grandes, por los que mi abuela tenía pasión: una tarde llegó a casa mi amigo J. P. para probarme una copia de un modelo de Jesús del Pozo (acabo de darme cuenta de la coincidencia de las iniciales: no, evidentemente no fue Jesús del Pozo el que vino a casa). Mi abuela, que también había sido modista, asistió al espectáculo de un J. P. que se dejaba llevar por los espíritus de Balenciaga y Manolita Chen mientras me clavaba alfileres en una suerte de bondage adolescente. Ella observaba desde su mecedora y, cuando se fue, soltó: “¡Qué alto es el tío que llega hasta la lámpara! Pero tó lo que tiene de alto lo tiene de maricón”. Y se quedó tan pancha. Por cierto, el vestido quedó ideal pero a J.P. se le olvidó hacerle una raja a la falda: cuando empecé a caminar parecía la mezcla perfecta entre una geisha y Belén Esteban con tacones. Ideal.

Lo de mi Tata con mis amigos jambos era impresionante. Si venía P. M. con sus rocky (que ya estaban demodé en aquella época y P. M. los lucía sin ser consciente de su estilismo vintage), ella no paraba de darle golpecicos en los muslos y mientras me decía “¡Mira qué muslos tiene! ¡Muchacho, si parecen dos columnas!” Por lo visto estaba interesada en cruzarme con alguien de una raza genética superior para así mejorar nuestro árbol genealógico futuro. Le faltó abrirle la boca para verle la dentadura, aunque llevaba razón: si el culo de Lady Chatterley podía sostener el mundo, los muslos de P. M. podían aguantar dos sistemas solares. Y fue su afición por los jambos lo que marcó profundamente su ideología: evidentemente era monárquica porque los hombres de la Familia Real española medían casi dos metros; si en España hubiera reinado el emperador Akihito se hubiera hecho republicana.

En casa los gustos por los hombres estaban divididos: mi madre era fan de Rock Hudson mientras que a mí me gustaban James Dean y Montgomery Clift. Mi madre se mosqueba conmigo cada vez que los veía (“Hija, si son medio maricones” –como ven éramos políticamente muy incorrectas-). Ni les cuento el cachondeo que tuvimos cuando años después el pobre Rock Hudson confesó su homosexualidad. En cambio a mi Tata le gustaba Mel Gibson: recuerdo una portada de un dominical con un primer plano del actor. Ella lo cogió y empezó a repasarlo como si fuera una cirujana plástica: “¡Qué cejas tan bien perfilaicas! ¡Y qué nariz tan recta! ¡Y qué boca! Sí que está bien el jambo”. Supongo que hoy en día el único que nos hubiera puesto de acuerdo a las tres sería Hugh Jackman, el hombre conciliador: digan su nombre en un grupo de mujeres y jamás verán una disidencia.

Lo de Pedro Almodóvar ya lo saben; admiraba profundamente su pelazo y se quedó traspuesta cuando comprobó que sacaba en sus películas a su madre (“¡mira la tía vieja saliendo en el cine” decía). Mi madre también alucinó con Almodóvar. Durante años oyó por mi boca que era un director maravilloso, estupendo, modernísimo y tal, hasta que vio una peli suya (no recuerdo si fue Pepi, Lucy, Boom… o Laberinto de pasiones). En ese momento comenzó a pensar que su hija estaba realmente enferma, pensamiento que se agudizó cuando descubrió mi dibujo alegórico sobre la canción de Siniestro Total Todos los ahorcados mueren empalmados. A un paso estuve del electroshock.

Mi Tata era una mezcla de Herminia, la abuela de los Alcántara, y Ángela Channing. A ella y sólo a ella le contaba mis primeras y nefandas andanzas con los chiquillos. Y la muy cuca, para saber hasta dónde llegaban mis relaciones con ellos me decía “la vecina te ha visto dándote un beso con un nenico”, y hasta que yo no lloraba sangre jurándole y perjurándole que era mentira, no paraba. Cuando conoció a mi abuelo le mintió sobre su edad, ya que era mayor que él, y sostuvo la mentira durante toda su vida: ni les cuento lo que hubiera pensado sobre el romance de la Duquesa de Alba con Alfonso Díez (¿cuántos años tendría que quitarse la duquesa para ser menor que Alfonso?). Ella sí que hubiera escrito un buen blog.

lunes, 15 de febrero de 2010

Y entonces llegó él

Y entonces llegó él, y la ahora ministra y entonces presidenta se quedó loca, y todos en pie (yo no me levanté porque estaba calentica con la manta, si no me levanto también. No, otro año más no fui a la gala, ni me pregunten). De la Iglesia había prometido sorpresas, y vaya si las dio. Y el caso es que Buenafuente dejó caer una pista al comienzo de la gala, diciendo que si había venido Pedro... Pedro García, pero todos lo interpretaron como un chiste.

"Yo tenía mis peros", cuenta Almodóvar. Oculto para no destapar la sorpresa (tras la gala los miembros de la organización juraban y perjuraban que no sabían nada de lo de Pedro) estaba preocupado por si le daban el premio al mejor guión original y tenía que salir a recogerlo fastidiando la traca final. "Pedro, no te preocupes por eso porque no te lo van a dar", le decía Alex. "No me gustan las ceremonias", seguía argumentando Pedro. "Pero si dentro de tres semanas te vas a Hollywood a entregar un Óscar, que me estás contando". Pues eso, una alegría inmensa porque nadie se explicaba cómo el director que más ha hecho por internacionalizar el cine español estuviera fuera de la Academia. Llegó con su cuello alto (Candice Bergen se tapa las arrugas, él la papada) y su pelo blanco cardadísimo ("¡qué pelazo tiene el tío maricón!" decía mi abuela siempre que lo veía en televisión) y todos tan contentos. Ole.

Empieza la gala y los realizadores de TVE enfocan 4 veces seguidas, ¡4! a Javier Bardem y a Penélope Cruz uno al lado del otro en la primera fila (por lo visto el resto de los asistentes son figurantes). Pe ha entrado sola con su Versace vintage porque Javier lo ha hecho por otra puerta para no llegar juntos a la ceremonia ¿¿¡¡!!?? Ni les cuento cómo los van a poner, sobre todo después de que Bardem no hablara con los periodistas y Penélope sólo lo hiciera con TVE. Afilando los cuchillos que están. Y la gala bien, gracias. Mucho discurso en inglés, lo cual demuestra que nos estamos internacionalizando, mucho modelazo (con el toque alternativo de Óscar Jaenada con su smoking rosa de Dsquared2, que no se diga que no somos modelnos) y ninguna sorpresa en cuanto a las estatuillas: 8 Goyas Celda 211 y 7 Ágora, sobre todos los técnicos.

Y Alex de la Iglesia, por el que servidora siente debilidad (como cineasta, eh, aunque a mi abuela seguro que le encontraba algo; los comentarios de mi abuela sobre los tíos merecen un post aparte), con un magnífico discurso: por primera vez alguien pone el acento en la realidad del cine español y habla de humildad, de trabajo y de dejar de mirarse el ombligo. Terminó De La Iglesia con un "¡Fuerza y honor!". A ver si es verdad. De momento, lo que va prometiendo lo cumple, como lo de abrir la Academia a la gente: aunque no creo que sea suficiente el concurso telefónico que posibilitó que alguien ajeno al mundo del cine pudiera entregar un Goya, no es una mala política, sobre todo si puedes dar el premio al lado de Santi Millán (¡ay, Santi!). Si llego a saberlo fundo el teléfono.

Y en esta línea meses antes hizo un llamamiento a los internautas para que votaran sobre su presentador favorito para la gala, y entre los nombres manejados estaba el de Belén Esteban. Ganó Pocoyó (estupenda elección), por lo que ahora Belén podrá montar un pollo acerca de por qué no ha podido presentar los Goya. Pili y Mili, Karmelita y Belén juntas contra TVE. El ninguneo de Belén no tiene explicación, porque Belén no sólo presenta, sino que también baila; es lo que se llama una artista integral, como Concha Velasco: ¿o acaso no la vieron en MQB? ("¿el traje te lo ha diseñado la Campanario?" le dijo Jorge Javier ante lo feísimo del vestido). Seguro que la pobre se ha metido ahí para poder hacer el dúo con Secun de la Rosa, que se ha quedado delgadísimo, por cierto, y no le ha servido de nada. Pobretica. A lo mejor por tamaño desprecio los de "Sálvame" no hicieron un "Prémiame De Luxe" como el que se marcaron tras la primera edición de MQB. ¿Se imaginan? Marujita Díaz y Sonia Monroy como representantas del cine patrio y Mari Cielo Pajares, que estuvo en la gala (y yo en mi casa, madre mía qué injusticia tan grande) como enviada especial. Mila podía haber contado su rollo con Pepe Sacristán, Kiko haber comentado las películas nominadas y Benenito hablar, como madre y como pueblo, de las sagas familiares del cine español.

Momentos emocionantes: la entrega del Goya de Honor a Mercero, recogido por sus hijos, fue como una mini peli del galardonado, con humor y ternura a partes iguales. Contaba uno de ellos que tras acabar Verano Azul, un avispado productor le ofreció a Mercero rodar una película sobre la resurrección de Chanquete; Chanquete bajaría del cielo vestido de blanco y con unas alas. Mercero se negó, claro. Para que luego digan que no hay ideas en el cine español.

Cosas curiosas, como la entrega de Goya a la Actriz Revelación a Soledad Villamil, que lleva casi 20 años trabajando. O el peinado decimonónico de Vicky Peña (a ver si sale de cuerpo entero en alguna foto, porque el traje parecía ir a juego). O el tsunami que empapó a Buenafuente. Y el año que viene parece que no habrá más de lo mismo porque De la Iglesia promete un cambio en los Goya muy ambicioso que repercutirá a nivel social, afirmando que ésta es la última de la antigua versión de los Goya. Estaremos para verlo. Y mientras tanto lo dicho, Alex: fuerza y honor y buen cine.

lunes, 25 de enero de 2010

Viejas damas indignas

Hablamos J. y yo como las dos grandes damas de la cultura en las que nos hemos convertido (él como prestigioso productor teatral, servidora como impostora aún no descubierta) y comentamos las últimas actividades culturales a las que hemos asistido para dar brillo y lustre con nuestra presencia. Después de repasar instalaciones y exposiciones varias (muy, muy chulo el taller de cine en 16 mm. con el que han comenzado las actividades del Imagina de este año) convenimos que nuestra próxima performance consistirá en grabar la cara que pone la gente que asiste a estas cosas cuando, en medio de una sesuda conversación sobre el land art, yo me desmarco con un: "¿Habéis votado a Karmele en Eurovisión?". Eso sí que es provocador. Y punki.

Por edad y por actitud Karmele es una suerte de Vivienne Westwood (aunque a mí me gustan más los modelazos de Karmele que los de la inglesa). Karmele revive el punk más salvaje, que reivindicaba que cualquiera podía subirse a un escenario sin que le hiciera falta saber cantar ni tocar instrumento alguno. "Yo tengo mucho arte", dice Karmelita en su defensa, apoyada en aquella vieja frase promocional de Lola Flores: "Ni canta, ni baila, ni falta que le hace". Pero a Karmele sí que le hace falta. Y si al final sale en Interviú (eso sí que es una amenaza que tendría que ponernos los pelos de punta), le va a dar a la revista un aire de fanzine alternativo que pa qué.

Porque ¿hay algo más rompedor que el programa que le dedicaron a Pop Star Queen tras ser rechazada su candidatura por Televisión Española? Una luz blanca alumbrando su silla vacía, música de réquiem de fondo, imágenes de la ¿finada? llorando, sobreimpresionados del tipo "el doctor ha recomendado a Karmele que haga reposo". "¡Si me creía que se había muerto Madonna!", dice Toñi Salazar mientras reivindica que sólo los artistas "de verdad" pueden ir a Eurovisión (hombre, si La caña de España es una canción de verdad que venga Dios y lo vea). Hasta Jorge Javier Vázquez tuvo que salir un momento del plató porque le estaba entrando la risa; aguantándosela (la risa) pronuncia la frase de la temporada: "Ha muerto Karmele. Nace el mito". Y, por la noche (pasándose por la peineta las recomendaciones del médico y poniendo en juego su salud) Karmele, con la voz rota por el dolor, empezó su manifiesto con un "Yo acuso". Ni Animalario, ni Calixto Bieito ni ná de ná. Auténtico teatro alternativo a la hora de la siesta.

Pero no hace falta que haya una buena excusa para que "Sálvame" sea cualquier día de la semana mucho más trasgresor que una actividad del PAC (el Proyecto de arte Contemporáneo de Murcia). "Sálvame" sí es un "Dominó caníbal" real por motivos obvios. Y el día que aparece Marujita con sus coca-colas aliñadas y su nariz de payaso ya es el colmo del moderneo. Por ello no sólo apoyo la candidatura de Karmele a Eurovisión, sino que propongo a Belén Esteban como comisaria del PAC del año que viene. No me digan que no habría:
-a) lleno absoluto
-b) provocación sin límites cuando dijera "Pues esta mierda la hace mejor mi Andreíta, asín de claro. ¿Vale o no vale?". Y si trae como ponente a Kiko Hernández contando su visita al Louvre ("he visto la Venus de NILO" comenta), a Cuauhtémoc Medina le da un parraque.

Como siempre, todo lo que a mí me gustaría escribir sobre Karmele y Eurovisión lo ha hecho antes y mejor Rosa Belmonte, así que léanlo. No sé si Rosa aspirará con los años a convertirse en una vieja dama indigna, como titula Esther Tusquets la segunda parte de su biografía (las viejas damas indignas son aquellas que hacen lo que quieren y dicen lo que piensan, según Tusquets), pero yo sí. Karmele es una vieja dama pero, aunque parezca lo contrario, no es indigna, ya con todo este mogollón que ha montado tras su descalificación demuestra que se toma demasiado en serio. Y las maduras damas que aspiramos a ser viejas indignas tenemos que reírnos mucho de nosotras mismas. En eso estoy yo. A ver si lo consigo.

martes, 5 de enero de 2010

Sobreviviendo a los ricos

¡Qué buenos son los de Cuatro! Para empezar el año con buen pie van y nos cascan 3 reportajes seguidicos de ricos, riquísimos, a saber: primero, La Moraleja, después Samantha Villar viviendo 21 días como una millonaria y, para terminar, más lujo. Decididamente es mejor comenzar el 2010 viendo mansiones que con un reportaje sobre los protagonistas habituales de "Callejeros": indigentes celebrando la Nochevieja con Don Simón en tetra brik y chabolos donde las luces de Navidad las encienden robando la luz de los postes de electricidad sólo conducen a pensar que este año va a ser tan cutre como el anterior. Y hay que animarse. 

Pero por primera vez en mi vida no he sentido envidia de los ricos, porque gracias a "Callejeros" hemos descubierto que los de La Moraleja (¿cuál será el gentilicio de los habitantes de La Moraleja? ¿moralejeros? ¿pijolienses?) también se aburren -tan ricamente, claro-. Sus días son una vorágine de desayunos, gimnasio, compras, aperitivos y más compras. Lo que se llama una vida al límite, vamos, repleta de actividades tan electrizantes como preparar El Rastrillo. 

La que sí se lo pasó bomba fue Samantha Villar. Lo único que le sobra a los reportajes de Samantha son sus reflexiones ante la cámara comentando obviedades del tipo que lo más alucinante de ser rico es que pueden tener lo que quieran y en el momento que quieran (eso ya lo sabíamos, chata), pero al colocarse encima 2.000.000 de euros en joyas le brillaron más los ojos que cuando se pasó 21 días fumando canutos. O cuando se puso el Dior para ir al desfile de John Galliano ("¡Voy a conocer a Galliano! ¡Voy a conocer a Galliano!", repetía como un mantra). Estoy segura de que no se enganchó a los porros pero sí a la buena vida: el dinero es la más rápida de las drogas. Aunque ya puestos, y para ver hasta qué punto el brillo de los diamantes puede doblegar el alma humana, el reportaje tendrían que habérselo encargado a Cristina Almeida: imagínensela vestida de Versace recitándole pasajes de El capital a la Lomana mientras pasean por la Rue Royale. Eso sí sería una nueva forma de reporterismo: María Antonia Iglesias cubriendo los viajes del Papa o Federico Jiménez Losantos retransmitiendo los Goya. Lo petan en Cuatro. 

Preparan a Samantha antes de iniciar su aventura millonaria eligiendo vestuario ad hoc para la ocasión, y el estilista le comenta que lo primero que harán los ricos es mirarla de arriba abajo, buscando algo que les indique que pertenece a su tribu (un relojín de Chopard, un bolsito de Gucci, unos Manolos, nada, tonterías). Cierto: recuerdo que hace muchos años fui a casa de un compañero de facultad perteneciente a una de esas familias murcianas que Rosa Belmonte retrataba tan bien en sus crónicas de la Feria de Murcia (con Ilu Vera Meseguer y Paqui Chelo Cano a la cabeza, representantas del glamour huertano). Me abrió la puerta la madre del susodicho y me hizo un escáner que ríanse ustedes del que quieren implantar en los aeropuertos. Tras asegurarse de que a pesar de mi aspecto no llevaba una bomba bajo la suela de mis Kickers y que lo único que quería eran unos apuntes de Derecho Civil, llamó a su primogénito y heredero para que me atendiera pero, excuso decirlo, no me dejó pasar de la puerta. Es lo que tienen los moralejienses (para ser moralejiense no hace falta vivir en Madrid, es una cuestión de pasta y de carácter), que protegen su territorio de cualquier intruso.

Moraleja de La Moraleja: si les toca la lotería del Niño, no se vayan a vivir allí. Salgan, entren, viajen, disfruten, vivan. No se entierren en vida con sus riquezas en ese nuevo Valle de los Reyes y se convierten en momias. Y si no saben qué hacer con su pasta, llámenme, que aunque servidora no pueda irse con ustedes a Formentera por motivos que ya conocen, tengo algunas ideas en la recámara. 

P.D. 1: ¿Saben quién hace que se caguen por la pata abajo todos los diseñadores que hacen que se cague por la pata abajo Samantha Villar? Anna Wintour. No tiene desperdicio el documental VOGUE: el número de septiembre, donde la Wintour real, sin tantos aspavientos como Meryl Streep en El diablo viste de Prada, da mucho, pero que mucho más miedo. "¿Aún no está todo preparado?", y Gaultier se convierte en un niño tartamudeante pillado en falta. "¿Estas son todas las fotos que hay?", dice, y Mario Testino se queda blanco. A la Wintour no le hace falta gritar, sólo con mirar de reojo por debajo de su flequillo hace que tiemblen los cimientos del imperio de la moda. Parece que haga un esfuerzo inconmensurable para no sacar una sierra mecánica y decapitar a asistentes, fotógrafos y diseñadores. Es esa calma monosilábica y gutural ("no", "no", "no", "hum") con la que manda a hacer puñetas el 90% de los trabajos que le presentan la que hace que Hannibal Lecter a su lado parezca un boy scout. 

P.D. 2: Sí, vi las campanadas con Belén Esteban. La duda ofende.