lunes, 27 de septiembre de 2010

Belén still here

Estimados lectores a los que su religión de adoradores de la 2 y de la HBO les prohibió ver La princesa del pueblo: a continuación paso a detallar la emisión de dicho documental para que puedan hablar con propiedad del tema en los comercios del ramo sin tener que cometer pecado alguno. Definitivamente, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. De nada.

Sólo el título ya da para un injerto genealógico que revolucionaría las monarquías europeas: si Belén es La Princesa del Pueblo, entonces ¿Andreíta es la Infanta? ¿Fran es el consorte, Duque del Rasca? ¿Y Jesulín de Ubrique, qué lugar ocupa? ¿El de Jaime de Marichalar? (qué me gustaría a mí ver a Jesulín con los looks que gasta Marichalar, con el chándal de torear vaquillas customizado por Lacroix). Y el Defensor del Menor ¿es un mero instrumento en manos de los campanaristas partidarios de Julia I de Ambiciones que no quieren que la Infanta Andreíta suba al trono como Andrea I del Pollo? ¿Es Pepa Jiménez republicana?

El anunciadísimo documental resultó un pestiño hagiográfico de proporciones monumentales. Belén comparada con Evita Perón, Lady Di y una revisión en paralelo de Cristal traidica por los pelos (teñidos): ¿se acuerdan de Cristal? ¡Qué sobremesas de café, galletas y despiporre nos metíamos! Eso sí, mucho trabajo de documentación para encontrar la escena en la que Belén se baja del coche ¿igual? que Diana de Gales. Pero sobre sus novios noctámbulos Dany Dj y Óscar Lozano, el Pepagate, sus líos con los Janeiro... ni miajita. Parece ser que habrá una segunda parte que contendrá todos estos temas espinosos obviados en la primera entrega. Se llamará El asedio a la princesa: las guerras janeiras.

Y van y montan una premiere en los cines Palafox. Y llega la estrella, se baja de la limusina y se lía la de Dios. Lo que no se entiende es que hayan pagado un pastón para traer a Julia Roberts, la Novia de América, a recoger el Donostia cuando aquí al ladico, en San Blas, tenían a la Princesa del Pueblo. Que princesa es más que novia, y que ya son ganas de gastar cuartos en aviones para peluqueros y maquilladoras cuando nuestra Belén se arregla con los de Tele 5 de toda la vida.

Pero no, Belén no se merece el Donostia, se merece el Oscar directamente. Porque aún nadie se ha percatado de que el documental sobre la vida de Belén Esteban es un falso documental: Belén Esteban es como Joaquin Phoenix, que teóricamente ha estado los dos últimos años de su vida alejado del cine y viviendo como una supuesta estrella del hip-hop para poder rodar I'm still here, presentado en Venecia como un documental sobre los desvaríos de Phoenix cuando era una película de ficción. Pues nuestra Belén, lo mismo: en realidad es catedrática de Derecho Constitucional, habla seis idiomas incluido el kurdo y se ha licenciado en interpretación por la escuela de Cristina Rota, pero desde que nació, en un alarde de llevar el método hasta sus últimas consecuencias, se ha estado preparando para su papel en La princesa del pueblo. Descubierto el fake, tal vez en un próximo De Luxe Belén aparezca con su verdadera personalidad, se despida de su acento y de comer chicle con la boca abierta y ya sólo quiera salir en Redes hablando sobre el pensamiento científico de Hawking. Y evidentemente, tras la encuesta realizada en la que queda como tercera fuerza política del país, se presentará a las elecciones por el ¡A.L.E.! (¡Arriba La Esteban!) y nos dejará a todos muertecicos del tó cuando ella sola, solica, de con la receta para sacarnos de la crisis gracias a sus conocimientos macroeconómicos adquiridos durante su estancia en Harvard, cuando todos nos pensábamos que estaba de crucero con Fran visitando Dubrovnik ("la perla del Antártico", que dijo para despistar). Pero me temo que, descubierto el tomate, la gente no la votará, que los españoles somos muy nuestros y no consentiremos que alguien tan preparado llegue al poder.

Dicho esto, servidora es belenista de toda la vida. Y por eso, y sólo por eso, me permito el lujo de escribir sobre su Alteza No Serenísima. Que para escribir un artículo con fundamento habría que pedir créditos acerca de los Salsa Rosa, AR, Sálvames y Sálvames De Luxe que se ha tragado una, que luego llega un listo al que su suegra le ha contado cuatro cosas y se marca un sesudo articulín criticando a la Princesa y a su Camelot particular. Así que ojito. Dios salve a la princesa.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Familias

Estoy mal, fatal, peor. Vuelta de vacaciones con hecatombe familiar. Así que recurro a mi manual de autoayuda favorito. No, no es ni "El Secreto", ni Paulo Coelho ni tontunas parecidas, es el ¡HOLA!: veo a Luis Alfonso, Margarita y demás parentela en la portada y me doy cuenta de que los miembros de mi familia, al lado de los Martínez Bordiú, parecen los Ingalls.

El motivo de tan disparatada reunión familiar es el bautizo de los hijos de Luis Alfonso en el Vaticano. Todos alrededor del arzobispo de la Basílica de San Pedro (que no les cuento la cara que tiene): la bisabuela mala, malísima, la abuela hija del dictador, la madre bailonga, el aspirante a un trono imposible, el marido de la madre y sus labores, la nuera riquísima. Parece un cuadro de El Greco, comentaban en "Sálvame". O una película de Todd Solondz, comento yo.

Para empezar los niños fueron bautizados como Sus Altezas Reales el príncipe Luis y el príncipe Alfonso, recibiendo el bautismo como hijos del heredero de los derechos dinásticos franceses. Olé. Perdón: voilà. Pues yo voy a inscribir a mi hijo como Su Alteza Real el Príncipe de Genovia, y lucharemos contra Anne Hathaway en una guerra por el trono, porque puestos a inventarnos títulos prefiero a Julie Andrews como reina madre. Y para rematar, ("rematé", que dirían Tip y Coll), Luis Alfonso y Margarita declaran que "se sienten muy ligados a los valores de la familia como base de la sociedad, donde la unidad es esencial para el equilibrio de los hijos". Claro, lo que han visto en casa. Porque Carmen siempre ha sido muy familiar; de hecho ha formado tres familias distintas. Pero a pesar de ello ni mi madre ni la de ustedes la perdonarán nunca por dejar a sus hijos y marcharse con Jean-Marie Rossi: "Por lo menos la Preysler se divorciaba pero se llevaba a los críos", dicen las madres de España cuando hablan de la Bordiú. Algo en lo que está de acuerdo Emmanuela Dampierre, archienemiga de Carmen. De hecho, en la única foto en la que aparecen juntas, la pobre señora está con los ojos cerrados; entiendo que esperaron a que la bisabuela se quedara un poquico eclipsá para que Carmen pudiera salir en la foto familiar.

Por cierto, el otro día cotilleando libros en casa de Miguel P., encontré la biografía que sobre Emmanuela Dampierre había escrito Begoña Aranguren. Mi sorpresa fue como si hubiera encontrado la "Crítica de la razón pura" en casa de la Esteban. Claro que de un hombre que encuentra atractivas a Eugenia Fernández de Irujo y a Terelu Campos me espero cualquier cosa, pero esto es demasié. Así que no sigan mi ejemplo si no quieren llevarse sorpresas, que lo mismo se encuentran en la biblioteca de su amigo el progre con "100 personajes que hunden España" de Curri Valenzuela, y les cuesta la amistad. Que todos tenemos secretos.

A la que no veo en la foto es a María de Mora. ¿Iría a la ceremonia? Sí, María de Mora es esa señora que consigue que te paguen 12.000 € sólo por ir a cenar con un señor. Como se llevan tan requetebién hasta el punto de que pasó la noche de bodas con José Campos, no me extrañaría nada verla charlando animadamente con el arzobispo proponiéndole algún arreglillo a medias con Carmen y José. Porque Carmen es así de liberal, y con el tiempo se ha convertido en una de mis FFF (Fachas Fiesteras Favoritas), esa raza de mujeres que levantaban el brazo derecho mientras que con el izquierdo pillaban todo lo que se les ponía a tiro. La primera y la más grande fue Carmina, pero Carmencita ha sabido coger el testigo y llevar su título de FFF con la mayor dignidad.

Pero no me resisto a comentar una nueva familia que surge: la que formarán Álvaro de Marichalar y Ekaterina. El reportaje no tiene desperdicio; les aconsejo vivamente que compren un ejemplar y hagan un comentario de texto (si puede ser con dos gintonics encima, mejor). Procedamos. Análisis sintáctico y gramatical del siguiente párrafo:

"Es un hombre curtido en mil batallas náuticas a lomos de su delfín de acero, al que ha llamado como la tierra que recibió de sus antepasados. Pero seguro que para él nada de esto es comparable con la nueva aventura que va a emprender, la singladura de su vida, al lado de su novia, Ekaterina, la guapa ucraniana que llegó, vió y venció al hasta entonces indomable corazón de este guerrero del desafío, el día que se le apareció en la otrora galaxia de los Zares".

Y así empieza el reportaje. Esta es la grandeza de la literatura, que convierte a un tipo sin afeitar que va en moto acuática en un hidalgo, en un paladín que lo mismo defiende Numancia que diseña el traje de novia de Ekaterina ("Estoy convencida de que no hay nadie que pueda diseñar nada mejor para mí, ya que me conoce de verdad", dice Ekaterina). Ya la veo vestida como Isabel la Católica. ¿Y él, se casará con el chaleco salvavidas? No se preocupen, que nuestra revista de cabecera dará debida cuenta de ello.

¿Ven? Termino de escribir este post y ya me siento mucho mejor. Porque ya saben, "todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera". Y como decía el gran Antonio Gamero, que falleció este verano: "Si tienes penas no se las cuentes a los amigos, que les divierta su puta madre". O el ¡HOLA!