martes, 20 de diciembre de 2011

Cuarentones y extraterrestres

PUBLICADO EL 13 DE DICIEMBRE EN LA VERDAD

Me encuentro con J. L. 25 años después de salir de los Maristas. J. L. era uno de esos chicos a los que la llegada de las niñas en COU sumió en un estado de enrojecimiento y tartamudez pero, por lo visto, el hombre se ha espabilado, porque después de los “¡Madre mía, cuánto tiempo!” de rigor, me mira de arriba abajo y me suelta “Estamos cuarentones, ¿eh?”. Así, sin anestesia. Y yo, haciendo gala de toda mi educación, le respondo con un “Sí, sí”, en lugar de soltarle un “¡¡¡Sha-tarr!!!” y dejarlo patitieso (como estamos en horario protegido lo escribo en vulcaniano para que sólo lo entienda Mr. Spock, porque si lo digo en cristiano me parece que esta va a ser mi última columna). Y sí, servidora ha envejecido porque, aunque hable vulcaniano con acento cartagenero, no soy extraterrestre. Igual que Carrie Fisher, que tampoco nació en el planeta Alderaan por mucho que se empeñe George Lucas, y que es la autora de un monólogo descacharrante llamado La verdadera historia de la princesa Leia donde la actriz desgrana su vida con una acidez tremebunda. Cuenta que un día encontró en Google un mensaje que decía “¿Qué ha pasado con Carrie Fisher? Estaba muy buena. Ahora se parece a Elton John”. Y la Fisher se pregunta en qué momento firmó un contrato invisible para mantener el mismo aspecto los siguientes 30 años. Pues lo mismo me pregunto yo: ¿cuándo firmé un contrato para permanecer 25 años después igual que en COU? Obviamente, si lo firmé lo he incumplido.

Pero les revelaré una cosa: hay seres entre nosotros que sí cumplen ese contrato infernal porque presentan la misma apariencia que hace varias décadas. Pertenecen a una raza superior por la que no pasa el tiempo, ya que a partir de los 40 se mantienen crionizadas en las cabinas de belleza de Maribel Yébenes. Al igual que los vulcanianos, tienen un saludo propio (se dan dos besos en las mejillas sin rozarse) y un idioma caracterizado por acabar las palabras alargando la última sílaba (“Fenomenaaal”, “Ideaaaal”) y acentuar las íes hasta el paroxismo labial (“Monííísimo”, “Riquííísimo”). Esa falta de envejecimiento, ese lenguaje característico, ese usar la talla 38 durante años… entre ustedes y yo: son extraterrestres. No, disculpen, por motivos de seguridad no puedo dar nombres, pero si están atentos seguro que las identifican. Porque la verdad está ahí fuera.

2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Apuesto a que usted no está igual que hace 25 años. Apuesto a que está usted MEJOR.
¡Besos!

Rosa Palo dijo...

Cuáno sabe usted! Si es que lo tengo que querer: me deja un comentario en cada post y me dice esas cosas...