miércoles, 12 de septiembre de 2012

Tiempos modernos


PUBLICADO EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2012 EN LA VERDAD

Estoy mayor. Mona, pero mayor. Tan mayor que he empezado a tomar Activia, y tengo ya una flora intestinal que ni el Amazonas. Tan mayor que cuando leo el cartel de un festival popero, de cada cinco grupos no conozco a seis. Tan mayor que he dejado de ser la más joven en las reuniones de trabajo. Tan mayor que los nombres de mi adolescencia han empezado a desaparecer; los últimos, Bernardo Bonezzi y el Maestro Reverendo. Si el fin del verano siempre es triste, éste lo está siendo un poco más.

Durante estos días, al leer en las crónicas las palabras mágicas (movida, Madrid, años 80) he vuelto a una época en la que tomaba yogures sólo porque me gustaban, en la que era una cría de provincias que miraba con ojos envidiosos todo lo que ocurría en la capital mientras grababa casettes de Radio 3; una época en la que encontrar un ejemplar de “La Luna de Madrid” en Cartagena era un milagro y en la que mi hija se iba a llamar Ouka Lele (afortunadamente tuve un niño). Desde la distancia veía y escuchaba todo lo que se podía ver y escuchar en aquel mundo preYouTube, porque nunca fui a Madrid en aquellos años ni pisé el Rock-Ola. Ni siquiera fui parte de la movida cartagenera: la cría de colegio de monjas tenía que estar en casa a las diez. Pero es curioso: las palabras mágicas me han hecho sentir un pinchazo de nostalgia por algo que no viví en primera persona.

En cambio ahora, que soy tan poco moderna que Rosa Benito a mi lado es la nueva Paloma Chamorro y que me quedan dos Telediarios para ampliar mi proceso de yogurización con los Densia y los Savia, soy parte (y sin querer) de otra movida más fea, más triste, más grande, que nos está aniquilado los ánimos, las ganas y la ilusión. En esta movida no hay música, sólo hay un ruido de fondo que no nos deja oír ni nuestros propios pensamientos. Y es tal el movidón que no sé si irme a Groenlandia o sacar el güisqui, cheli, y beberme la botella de un trago. Pero como son los tiempos modernos que nos toca vivir, resistiré erguida frente a todo, y me volveré de hierro para endurecer la piel. ¡Ay!, ¿ven como estoy mayor? ¡Si acabo la columna con el Dúo Dinámico!

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