PUBLICADO EL 16 DE OCTUBRE DE 2012 EN LA VERDAD
Lunes por la noche. Mi hijo duerme ya. Lo miro
y contemplo sus pestañas larguísimas. Consulto mi saldo en internet y confirmo
mis temores: las pestañas es lo único que va a heredar de su madre. Eso y
suficientes números atrasados del SEMANA como para dedicarse a hacer
manualidades de papel maché los próximos cien años. Y pare usted de contar. Lo
único bueno es que me ahorro problemas, que el que deja herencia, deja
pendencia: si no heredas nada, malo, pero si lo heredas todo, peor. Miren al
PP, que no para de quejarse de lo que les dejó Zapatero. Hartica me tienen.
Además de mis pestañas, espero que mi hijo
herede la capacidad ocular de mi santo: mientras vemos “Isabel” el tío parece
un camaleón, porque con un ojo ve la tele y con otro el iPad. Está buscando en
la Wikipedia a Juana La Beltraneja. Y lo peor es que le digo que lo lea en voz
alta, porque yo tampoco recuerdo quién es. Definitivamente, saber que tienes
que saber algo que no sabes te deja la autoestima por los suelos. Y darte
cuenta de que eres capaz de escribir del tirón un artículo sobre las luchas
intestinas por la herencia de Paquirri y ni una línea sobre la sucesión de
Enrique IV, te hunde en la miseria. Me empollo en un plis la dinastía de los Trastámara,
no sea que el crío me pregunte; bastante tiene con los recortes en el colegio,
que me paso el día rezando por la salud de sus profesores: si enferma el de
Matemáticas les ponen al bedel de sustituto y les explica que un polígono es un
hombre con muchas mujeres. Así estamos.
2 comentarios:
Su hijo podrá hacer, gracias a las mega-pestañas, una caída de ojos que ni las del Imperio Romano.
Y si ve que mientras estudia tiene algún rato libre, que no se apunte a fútbol, que se vaya preparando algún cursillo de Dj y tatuador.
Se comerá el mundo. Se lo digo yo.
¡BESOS!
Ayayayay, los Trastámara, cuantos disgustos nos ha podido dar esta familia. No se si hasta en lo de Colón tuvieron culpa. Bueno, na. No se preocupe doña Rosa que mientras no nos tengamos que comer los libros y mirar la sopa boba la herencia está bien dejada.
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