martes, 27 de agosto de 2013

Una casa en la playa


PUBLICADO EN LA VERDAD EL DOMINGO 25 DE AGOSTO DE 2013

Se acabó lo que se daba. O casi, que yo es empezar la Liga y descomponerme. En unos días volveremos a casa, nos colocaremos los pantalones largos y cambiaremos la playa por la ciudad y la barbarie por la civilización, que en la playa vivimos más salvajes que Orzowei. Sin aire acondicionado, pa qué, con el fresco que entra, hasta que viene una noche de calma chicha y tienes que sacar el colchón al balcón para poder dormir. Sin cuchillos en condiciones, que todavía usamos los que regalaban en las bolsas de las magdalenas. Sin intimidad alguna, que donde caben dos caben quince, y llega el fin de semana y te visitan los cuñaos, los titos y los abuelos, y a encargar paella y a comprar helado de turrón como si no hubiera un mañana. Sin un sofá en condiciones, que en las casas de la playa sobrevives con muebles que no los querrían ni los del Rastro Remar. Sin tranquilidad, que los de la Orquesta Troika están hasta las tres de la mañana perpetrando los grandes éxitos de Radio Tele-Taxi (en mi delirio insomne he llegado a ver los dientes de José Vélez brillando en la oscuridad mientras cantaba “Voulez-vous danser avec moi?”). Y uno aguanta porque total, para quince días que estamos, qué más da.

Antes no, antes nos tirábamos tres meses de veraneo. Y los pasábamos cogiendo medusas con la mano (aquellas no picaban) y lavándonos la cabeza con champú dentro del mar, ya me dirán ustedes el fuste, que no sé yo si no seremos los causantes del desequilibrio ecológico del Mar Menor nosotros y nuestros champules. Y nos daba tiempo hasta de aburrirnos. Ahora es un suspiro. A pesar de los cuchillos de las magdalenas, da pena que se acabe.

lunes, 19 de agosto de 2013

París


PUBLICADO EL DOMINGO 18 DE AGOSTO EN LA VERDAD

Hay ciudades que son todo lo que hemos visto, todo lo que hemos leído, todo lo que hemos soñado y un poco más. Y París es una de ellas: París es Notre Dame, los libreros de viejo, el Sena, los existencialistas, Toulouse-Lautrec, Kiki de Montparnasse, el acordeón, Chanel, la Torre Eiffel, las bocas de metro. París es vivir dentro de una postal. París es la pera limonera. Y, desde luego, París bien vale una misa. Y una casa en la playa, un coche y un ordenador, que si me llego a quedar más días tengo que venderlo todo para poder subsistir: a tres euros el café. Y prohibido vender cerveza en los supermercados a partir de las 9 de la noche, que mi acompañanta y servidora hicimos una de “Laly Soldevilla y Gracita Morales van a pillar” para conseguir cuatro Heineken que parecía un cruce entre Cine de Barrio y una peli de Eloy de la Iglesia. Pero da igual, porque hasta hacer la paleta en París tiene su encanto.

¿Y quién pasa por París con dos niños pequeños sin ir a ver al tío Mickey? Yo no, desde luego, así que no nos quedó más remedio que ir a Eurodisney, un lugar donde la mejor atracción consiste en mirar a la gente mientras esperas que tu hijo se baje de la montaña rusa: un punki perforado hasta las cejas con unas orejas de ratón sobre una cresta verde, un machaca tamaño XXL con pendientes de Mickey celebrando su cumpleaños abrazado a Pluto, y un desfile de conjuntos veraniegos que convierten a Tony Genil en el prototipo del charme parisino. Y colas, y hamburguesas, y más colas. Ganas me dan de descongelar a Walt Disney para darle una somanta palos y quedarme nueva. A Eurodisney no vuelvo ni loca. Pero a París, sí, siempre. Con un termo de café.

P.D.: Antes de ir a París, estuvimos en el Château de Moussoulens, en la zona del Languedoc-Rousillon, cerca de Carcassonee. Vinos magníficos y paísajes bellísimos.



jueves, 15 de agosto de 2013

Cine de verano


PUBLICADO EL 11 DE AGOSTO DE 2013 EN LA VERDAD

¿Huelen a lomo empanao? ¿Sí? Claro, es que esta noche voy al cine de verano y estoy preparándome un bocata que no va a caber ni en la bolsa de las toallas. Tendría que llevarme una barrita de Biomanán, pero no, que paso de la dieta, que al cine de verano se va como si prepararas el asalto al Annapurna, a saber:

- bocadillos, latas bien frías y gominolas, muchas gominolas (mi santo se cepilla una bolsa de chuches que me río yo de los 800 euros que se gastó el PP de Teruel en Lacasitos),

- un buen suministro de pipas que no dejas de comer hasta que se te ponen los morros como a Carmen de Mairena,

- las almohadillas de la sillas de la terraza para aguantar el tirón, que más de una luxación de curcusilla se ha producido viendo “Titanic” por no tener un cojín que llevarse al pandero

- y una rebequica, por si hay suerte y refresca.

Sólo me faltan la Mirinda y un sherpa. Y al cine, a disfrutar, porque si no te gusta la peli siempre puedes recrearte contemplando un cielo lleno de estrellas.

Este verano ya he visto tres buenísimas: la versión porno de “Tienes un email” protagonizada por Urdangarín, el remake de “La parada de los monstruos” con el debut de Lucía Etxebarría, y la versión extendida y remasterizada de “Error fatal”, que estrenó Rajoy en su comparecencia. Tres peliculones, oigan, para que luego se metan con el cine español. Así que yo esta noche voy a trasegarme el bocata de lomo viendo lo que sea, aunque ya podían poner “Tiburón”, que siempre mola verla en verano y en pantalla grande. Lo que no sé es cómo Spielberg no ha seguido con la saga y ha rodado “Medusa”. Porque no veranea en el Mar Menor, será.


El extranjero


PUBLICADO EL 4 DE AGOSTO DE 2013 EN LA VERDAD

No se me asusten por el título de la columna, que no voy a hacer un ensayo sobre la obra de Albert Camus, más quisiera yo que la cabeza me diera para eso. Es porque me voy a Francia. Al extranjero. Allende los Pirineos. Tachando estoy los días en el calendario como si fuera una Bárcenas entalegada: qué año más largo, y más duro, y más feo. Pero ya está, c’est fini, que me piro, vampiro, a echar por tierra la Operación Bikini a base de vinos del Languedoc-Rouisillon, de cruasanes con mantequilla y de quesos más pestosos que el dormitorio de un adolescente.

Eso sí, cuando mi santo y yo salimos fuera de España parecemos Paco Martínez Soria y Laly Soldevilla, que nos sacan de las Islas (Menores) y nos da un cólico miserere. A mi santo le tira pa tras lo del idioma, pero es llegar a un bar, ver el escudo de algún equipo de fútbol y pillar hebra con el paisano, que “Son 11 contra 11” y “No hay enemigo pequeño” lo sabe decir hasta en esperanto. Es lo que tiene ser licenciado en Fútbol Mundial. Yo soy más de Grado Superior en Monarquías Contemporáneas, pero ¡ay!, en Francia hay república y ya no está Carla Bruni, así que tendré que empezar a chanelar algo de francés. No parece muy difícil, que he visto cien veces el video de Tip y Coll de cómo llenar un vaso de agua y es todo cuestión de poner boquita de piñón y de mucho gargajo. Así que cojo mi maleta (mon maletón) y me largo (me largòn). Eso sí, los Orfidales me los voy a dejar, que estos se enteran de que soy española y me hacen un control antidoping en menos que canta un gallo, que son muy suyos. Están locos estos gabachos.