miércoles, 2 de octubre de 2013

¡Taxi!


PUBLICADO EL 1 DE OCTUBRE DE 2013 EN LA VERDAD

Soy taxicómana perdía. El chiste no es mío, pero es lo que tenemos las torpes, que no sabemos conducir aunque tengamos carnet y que nos apropiamos de juegos de palabras ajenos. El caso es que cojo más taxis en Cartagena que Miguel Ángel Revilla en Madrid, que cada vez que iba a Moncloa o a Zarzuela llamaba a uno, y los taxistas se echaban a suertes llevarle porque siempre los obsequiaba con productos de su tierra. También se echan a suertes llevarme a mí, sí, pero me lleva el que pierde, que yo a primera hora de la mañana no estoy pa ná, y cuando el paisano intenta iniciar la charla con un “Parece que hoy va a hacer calor”, respondo con un “Sí” en un tono de voz a lo Lola Gaos que hace que al pobre se le quiten las ganas de hablar y hasta de vivir. Pero la culpa no es del taxista, es que la mala follá matutina me viene de serie junto con la celulitis.

En cambio, cuando estás fuera de casa se agradece la conversación, porque con el taxista tienes guía turístico, sociólogo y chófer por el mismo precio. Aunque hay que tener cuidado con el tema del que se habla: en Palermo, Pietro, un siciliano viejo y retorcido como un sarmiento, nos llevó al Duomo di Monreale, a comer cannoli y al Teatro Massimo. Y a mi amigo C., temerario como es, no se le ocurrió otra cosa que preguntarle cómo iba lo de la mafia, eh, Pietro, qué me dices. El tipo hizo un gesto de desprecio y respondió “Mafia? Mafia è il governo centrale di Roma!”. Y acto seguido echó un lapo por la ventanilla que podría haber ahogado a un perro. Me pasé todo el recorrido de vuelta al hotel pensando en que me iba a encontrar una cabeza de caballo bajo las sábanas.

Pero mientras el gremio de taxistas no me boicotee por siesa, servidora seguirá haciendo uso del servicio. Y eso que mi santo está empeñado en que vuelva a conducir. Que tendré más independencia, dice. ¿Independencia? Pues que me ponga un chófer negro, como a Miss Daisy, pero en versión Denzel Washington y verá si me independizo, y me declaro comunidad autónoma foral si hace falta. Hasta ese momento, prometo ser más simpática con los taxistas siempre que no lleven puesto regaetton a toda mecha. Ni al Fary, que le tienen mucha fe.

4 comentarios:

Ángela P. dijo...

Yo soy una de esas torpes con carné que no conducen también :D me siento muy identificada y acompañada!

Rosa Palo dijo...

¡Somos legión, hermana! :)

Anónimo dijo...

Axo q diseeees

Hong Kong Blues dijo...

Yo no sé qué tienen los taxis que hacen sentir tan urbanita. A mí me encantan de noche, medio pedo, porque me da un rollo NY-wannabe.
Por cierto que aquí la mayoría de taxistas ahora son hindúes o pakistaníes y conducen Calcuta-Style (rapidísimo, baratísimo y peligrosísimo). Ni Port Aventura.
Disfrute de los taxis, y si tiene que volverse autónoma, hágase con una vespa, le dará un aire chic y se ahorrará en plancha del pelo.
¡Besos!