PUBLICADO EL MARTES 12 DE NOVIEMBRE EN LA VERDAD
Pues hala, ya se ha confirmado: la hija de
Pantoja está embarazada. Se confirmó en el mismo instante en el que cumplió los
dieciocho; hasta ese momento todo el mundo punto en boca porque era menor, pero
igual daba porque los de “Sálvame” llevaban la cuenta atrás esperando a que
llegara el día para poder soltar la bomba del bombo y, mientras tanto, iban dando
pistas a lo Gila: “Alguien ha dejado embarazada a alguien…”. Y ya han podido
decir que el primer “alguien” es un perla de diecinueve años que tiene otro
hijo de dos con una muchacha con la que estuvo cuatro meses. Ole. Y el segundo
“alguien”, la niña antes conocida como Chabelita y ahora como Isabel II desde
que su madre pidió que la llamaran Isabel, “que es nombre de reina”. Ole con
ole. Y ante esta situación, Isabel I de Cantora se saca un comunicado de la
bata de cola y suelta que el embarazo de su hija “ha sido fruto de una relación
estable y duradera de amor, así como plenamente consciente y deseado”. Con dos
peinetas.
Pues qué suerte, porque la mayoría de los
embarazos de las adolescentes son plenamente inconscientes y no deseados. Y eso
se explica oyendo las preguntas que lanzan los chavales en los consultorios sexológicos,
que mucho trelerele y mucho restregar la cebolleta, pero no tienen ni idea de
cómo evitar un embarazo. Y no me extraña: a mi hijo le han explicado esta
semana la reproducción, pero algo se les ha escapado porque, cuando terminamos
de repasar, me pregunta “¿Y por dónde entran los espermatozoides del hombre en
el cuerpo de la mujer?”. Normal: es como si explicas el aparato respiratorio sin
decir que el aire entra por la nariz. Y entonces hay que tener LA CONVERSACIÓN.
Y me encomiendo a Santa Elena Ochoa para que me ayude, que ya podía dejarse de
tantos libros de Ivorypress de a 4.000 euros el ejemplar y volver a la tele en
horario infantil para contar lo de la abeja y la flor en versión 2.0. No se
trata de ver a Pocoyó enseñando a los críos a ponerse un preservativo, pero
seguro que hay alguna forma de educarlos para evitar males mayores cuando
llegue el momento de tener relaciones sexuales. También es cierto que algunos adolescentes
lo saben de sobra y no toman precauciones porque tienen menos autocontrol que
Falete en un bufé libre. Pero esa es otra historia.
1 comentario:
Me quedé de piedra con la noticia (y más con las fotos).
Es increíble cómo el dinero no da la felicidad. Ni la clase. Y menos aún la de prevención sexual. Por no hablar de la de inserción laboral (si nos fijamos en el otro DJ-mochuelo).
Total, que si en México los Ricos también lloran, aquí también son chonis.
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