miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sensación térmica


Mi abuela veía el tiempo todos los días. “¡A callarse, que van a dar el parte!”. El meteorológico, se entiende, que el de guerra ya lo daba ella, Tenienta Coronela de Todos Los Ejércitos de la República Independiente de Mi Casa, menuda era. Y lo curioso es que mi abuela no salía a la calle, por lo que en teoría le daba igual que tronara o lloviera, pero estaba tan preocupada como si fuera la mismísima Ángela Channing y temiera que una granizada destrozara sus viñedos.

Calladicos, veíamos a un señor en la tele que, con un mapa de cartón y una tiza, te contaba lo del anticiclón de las Azores, las borrascas y la inestabilidad atmosférica en un momento. Ahora no, ahora la sección del tiempo es más larga que el telediario, y tiene más efectos especiales que una peli de George Lucas. Y total, da igual: si tienes ropa tendida, llueve, si te vas a ir de excursión al monte, sopla un viento que ni Pepe Pótamo lanzando su Hipo Grito Huracanado, y si has previsto comer al aire libre pasas más frío que Leonardo DiCaprio en el Titanic.

Pero en Cartagena nunca hace frío, qué va, que dice Wikipedia que aquí tenemos una temperatura media anual de 20 grados. Pues miren, para no hacer frío yo me quedo hecha un pajarico todas las mañanas esperando el autobús, con los dedos tan tiesos que le doy a las teclas del iPhone de cuatro en cuatro y me salen unos tuits que parece que están escritos en chiquitistaní. Si hasta Álex de la Iglesia comentó que no había pasado más frío en su vida que rodando en Cartagena, y De la Iglesia es de Bilbao, ahí va la hostia. Así que debe ser la sensación térmica, es decir, que no hace frío pero yo lo noto. Lo mismo me pasa con la situación económica: que ya no hay recesión, pero yo la siento. Y los 400.000 murcianos que viven por debajo del umbral de la pobreza, ni les cuento. Y se aproxima otro invierno más en el que nos tendremos que meter periódicos debajo del jersey para protegernos del frío. Así que, por mucho Roberto Brasero eche mano del refranero y nos diga que al mal tiempo, buena cara, lo cierto es que cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo. Seguiremos esperando a que el grajo remonte el vuelo.


2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Igual gracias a la crisis y a la cutrez de tantos gestores nos vamos a ir calentando tanto por dentro que frío, lo que se dice frío, no pasaremos. Porque yo es leer la prensa y entrarme una sensación térmica que temo que me exploten las llaves de paso.
Viva usted y viva Cartagena.
¡Besos!

Rosa Palo dijo...

Con los modelazos que lleva usted y con su alegría de vivir, calienta hasta al más helao. GUAPO!!!