miércoles, 14 de mayo de 2014

Cegada de amor


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 13 DE MAYO DE 2014

Estoy asustaíta perdía: mañana tengo visita al ginecólogo y miedo me da que me diga que tengo la Hormona del Amor por las nubes, que ahora se te desequilibran las endorfinas y quedas a merced de cualquier desaprensivo en un plis. Y, si no, que se le digan a Ortega, a Gasset, a Pantoja y a su abogado, que eso de que la descarga hormonal del estado de enamoramiento cegó a su defendida y le impidió ver que Muñoz era un político corrupto, es de capítulo de inicio de temporada de “Ally McBeal”.

Siguiendo la teoría del abogado de la Panto, que parece elaborada por Bizcochito, las hormonas pueden provocar ceguera temporal por amor a tu churri, al comercio o a cualquier otra cosa: una chica de 23 años ofrece una hora de sexo por una entrada de la Final de la Champions, ya que le gustaría ir con su novio y sólo dispone de una. Otra bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste y testaruda. Y con vocación de pobre, que es lo peor: al menos, Robert Redford le ofreció a Woody Harrelson un millón de dólares por pasar una noche con su mujer. Y todavía sigo sin entender el problema: el auténtico conflicto interno de la protagonista hubiera existido si Demi Moore hubiese tenido que yacer con Fernando Esteso. Pero ¿con Robert Redford? Amos, anda.

Peor lo tienen dos chicos “casi universitarios”, cegados por la testosterona y por el amor a sus colores, que también prometen sexo durante una hora a cambio de un par de entradas: los chiquillos están convencidos de que los van a llamar dos MILF cachondonas que se parecen a Robin Wright y a Naomi Watts cuando, como mucho, se van a encontrar a Las Chicas de Oro con las entradas metidas en la bragafaja. Me da en la pituitaria que estos muchachos acabarán viendo el partido en el sofá de casa de sus padres tomándose una Fanta de naranja.


Así que con, tanto despiporre glandular, estoy que no me llega la camisa al cuerpo. Porque he engordado, vale, pero sobre todo porque me temo que me salgan en los análisis las hormonas más locas que los coches de choque. Sólo me falta que el ginecólogo me diga que se me han disparado los andrógenos y que me va a crecer la barba, como a Conchita la eurovisiva. En esa caso, ofrezco una hora de sexo a cambio de la depilación láser. Por amor a mi careto.

NOTA: Aquí están algunas de las ofertas. La mejor, sin duda, la última: no tengo entradas para la final, pero ofrezco sexo igualmente y nos echamos unas risas viéndola por la tele.



1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Ay, Sra. Palo, no se ciegue usted, que certera nos sienta muy bien. Aunque puestos a enloquecer, hágalo con todas sus consecuencias. Y niéguelo todo despues, claro.
Yo la apoyaré hasta donde sea necesario.
¡Besos!