miércoles, 9 de julio de 2014

Verano Azul


PUBLICADO EL MARTES 7 DE JULIO DE 2014 EN LA VERDAD

Reponen “Verano Azul”. Otra vez, sí, pero en esta ocasión remasterizada, supervitaminada y mineralizada. Una nueva oportunidad de recuperar la memoria de los veranos azul cielo, ahora que muchos veranos se han vuelto azul oscuro casi negro.

“Verano azul” puede parecernos hoy una serie inocente sobre la pérdida de la inocencia, casi tanto como una novela de Martín Vigil. Pero no lo es: Antonio Mercero, realizador que aliñaba sus trabajos con salsa agridulce, utilizando el drama y el humor en la justa proporción para modular las emociones del espectador, se atrevió a tocar en “Verano Azul” temas que nadie había tocado en televisión. Y, con esa mezcla de ingredientes, Mercero habló de madres solteras, de padres separados, del derecho a la protesta, de la protección del medio ambiente, de la primera regla o del desahucio. Y nos dejó KO. Y también habló de la muerte, claro. Y nos remató: los niños de la época pensábamos que teníamos el culo pelao después de ver las desgracias de Calimero, Heidi y Marco, pero no; la muerte de Chanquete nos conmocionó a todos. Eso y ver la cantidad de helados que era capaz de comer el Piraña sin coger un empacho. En la actualidad, los padres del Piraña lo habrían metido en un campamento para gordos.

Pero las series iniciáticas sólo aguantan una generación: si ahora vemos “Verano Azul” con nuestros hijos, se nos caen los palos del sombrajo. No moverán una ceja con los conflictos por la separación de los padres de Desi, porque la mitad de los padres de su clase están divorciados. Nos dirán que, en vez hacer el tonto cantando el “No nos moverán” para evitar que a Chanquete le quiten el barco, que mejor llamen a Ada Colau y la PAH. Cuando vean a la pobre Bea vestida de pies a cabeza en la playa porque tiene su primera regla (“Que ni el viento la toque”), pensarán que la tía es una pava por no ponerse un Tampax. Y, al llegar el momento cumbre de Pancho corriendo por la playa mientras grita “¡Chanquete ha muerto!”, levantarán con suficiencia un ojo de móvil y preguntarán por qué Pancho no pone un Whatsapp al grupo, que termina antes. Inocencia interrumpida. En cualquier caso, yo voy a volver a ver “Verano azul”. Tengo la esperanza de que, esta vez, no muera Chanquete.


2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

El otro día leía el enésimo artículo sobre lo pesados que somos los de nuestra generación con el revival: que si Cazafantasmas, que si Verano Azul, que si RoboCop...
Es cierto que algunas obras resisten mejor que otras, pero qué buenas eran, leches, con su mezcla de inteligencia discreta y candidez sin temor.
¡Qué afortunados por haberlo vivido en tiempo real!
BESOS

Rosa Palo dijo...

Desde luego. Aunque ahora lo paguemos teniendo cuarenta (o más). Pero no se nos nota :)