PUBLICADO EN LA VERDAD EL MIÉRCOLES 27 DE AGOSTO DE 2014
Cuando Bisbal dijo que él venia de la Orquesta Expresiones, no era
consciente del daño que estaba ocasionando a un país entero. Desde entonces,
todos los cantantes y cantantas de las verbenas playeras quieren triunfar, y se
lanzan a ello con vocalizaciones afectadas, gorgoritos de lucimiento y
versiones libres del “Ave María”. El de Bisbal, no el de Schubert. Llegan con
su orquesta de nombre paradisíaco (Yukatán, Oasis, Miramar) y te dan el sábado
por la noche, que el sueño sale por la puerta cuando la orquesta entra por la
ventana
Ellas con un vestuario entre Norma Duval y la Pantoja cosido,
primorosamente, por sus madres; ellos con un traje que lo mismo les sirve para
una Nochevieja en una nave poligonera que para una boda por lo civil que para
recibir el Balón de Oro. Y empiezan con los grandes éxito de ayer, hoy y siempre.
Los éxitos de Radio Tele-Taxi. Y los viejos salen a bailar con movimientos
robóticos producidos por la luxación de cadera. Y servidora en la cama, más vieja
que los viejos que bailan (los sesenta serán los nuevos cuarenta, que mira tú a
la Campos y a Bigote Arrocet dándose el pico, pero mis cuarenta son los nuevos
sesenta), sin poder pegar ojo y hasta el remolino de Danny Daniel. Los viejos ciegos
a base de Marie Brizard son más peligrosos que los zagales haciendo botellón.
Abrir la ventana en verano tiene consecuencias trágicas. Por las
orquestas y por la ruidosa fauna playera: las vecinas que juegan al cinquillo, los
que vienen de juerga, los que se levantan tempranísimo para ir a trabajar, el camión
de la basura, los llantos de los niños, las motos, el panadero, el hombre de
los ajos coloraos, el tapicero, el afilador con su flauta de pan a lo Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina .… En fin, la felicidad. Si eres sorda, claro. Pero es
lo que nos queda. El ruido. El que se cuela por la ventana del dormitorio o por
la catódica, que es poner la televisión y darme un miserere. Pero ya queda
poco, que cuando el otoño entra por la puerta, el verano salta por la ventana.
Y las ventanas se cierran.
Hasta que volvamos a abrirlas.
NOTA: Foto del atardecer en La Manga desde el chiringuito Pata Palo, cortesía de Ramón Iborra
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