PUBLICADO EL MARTES 18 DE NOVIEMBRE DE 2014 EN LA VERDAD
Uno de los días más felices de mi vida fue
hace siete años, cuando Ibáñez me firmó un “Mortadelo”. Y otro de los días más
felices de mi vida fue ayer, cuando el heredero cogió el tebeo, lo leyó y comenzó
a reírse con la risa clara y luminosa de los críos: “En vez de Estados Unidos
dice Estados Juntitos”, y nos descogurciamos los dos, él satisfecho por haber
comprendido el juego de palabras; yo contenta porque mi hijo había encontrado
una fuente de alegría inagotable.
Leí mucho, muchísimo, a Ibáñez, y también a
Vázquez, a Escobar y a Jan. Cuando estaba pachucha, y para alegrarme aquellas
mañanas eternas sin televisión matinal, mi madre me traía un “Don Miki” o un “Lily”
(con poster de Víctor Manuel en el interior; endevés el ciclón sexual). Después
llegaron los franceses con Astérix, los belgas con Tomás el Gafe y Spirou, y
los americanos con la Marvel, que la transición a la adolescencia la hice pegándole
dos caladas a un cigarrillo mamao, dándole un trago a una cerveza chuperreteada
y creyéndome una superheroína. Seguí creciendo, bebiendo y fumado, y descubrí en
“El Jueves” que se puede tener mala leche y buen lápiz. Ahora me quedo con los dibujantes
de los periódicos y de las revistas, tipos capaces de sintetizar en media
cuartilla lo que ha sucedido durante el día, a veces hasta con más acierto que
la disección más sesuda que se pueda hacer en un artículo a doble página. Y,
entre todos ellos, tengo predilección por Puebla. Por su dibujo precioso, limpio
y definido, y por su certero análisis de la actualidad. Por su coherencia
personal y profesional. Por arrancarme muchas carcajadas y alguna que otra
reflexión. Y, sobre todo, porque a pesar de ser un genio, sigue siendo un buen
tipo.
Puebla presentó su libro “Si no fuera por
estos raticos” en el Club Siglo XXI, con asistentes de postín y las Segrelles
de madrinas (no sabe él lo que me ha costado morderme la tecla para no escribir
una columna al respecto sobre pelucas cardadas y cejas selváticas), y esta
tarde lo presenta en Cartagena. El libro, prologado por Emilio Aragón y diseñado
por Pilar Lorente, es una delicia que, encima, me va a solucionar la mitad de
los regalos de Navidad. Si le queréis, venirse. Y comprad el libro. Vacío de
política y lleno de risas. Un chollo en los tiempos que corren, oigan.
Puebla, ayer, presentando "SI NO FUERA POR ESTOS RATICOS"
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