lunes, 11 de mayo de 2015

ACUERDO PRENUPCIAL


PUBLICADO EN EL "ESPECIAL ELECCIONES" DE LA VERDAD EL 9 DE MAYO DE 2015

Cuando Jay Z le prometió a Beyoncé fidelidad eterna, ésta le hizo firmar un contrato prematrimonial por el cual se embolsaría cinco millones de dólares cada vez que a su flamante marido le diera por rapear fuera de casa. No es que fuera desconfiada la muchacha, es que Beyoncé, la mujer con el escote en el culo, es muy de contratos, tanto que hasta exige por escrito que el papel higiénico con el que se limpia el beyoncino sea rojo.

Pero en lo del matrimonio le doy la razón: los acuerdos prenupciales sirven para obligar al otro a cumplir sus promesas. Las de amor o las electorales. Y cada vez que un ciudadano mete una papeleta en la urna, el partido y el votante firman un acuerdo prenupcial: yo le voto y usted cumple lo que prometió. Y prometer, están prometiendo más que Yola Berrocal cuando se presentó a alcaldesa de Marbella por el YIL, el Yola Independiente Liberal, dispuesta a subvencionar las cirugías estéticas de los vecinos a través de una Concejalía de Belleza y Salud. A punto estuve de empadronarme allí: me da Yola pista libre y le hago un agujero a las arcas municipales más grande que el de la capa de ozono que, con esto de las operaciones, cuando haces pop ya no hay stop.  

Desafortunadamente, Yola no llegó al poder. Y da igual: de haber llegado, sólo le habría preocupado cómo mantenerse en él, y servidora se hubiera quedado sin liposucción. Pero decía Mazzini que “Las promesas son olvidadas por los príncipes, no por los pueblos”. O, lo que es lo mismo, que cosa prometida es medio debida. Y los ciudadanos han empezado a tomar rabos de pasas. Por algo será.

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