jueves, 13 de agosto de 2015

PARADORES


PUBLICADO EL MIÉRCOLES 12 DE AGOSTO DE 2015 EN LA VERDAD

Decía el cartagenero Perico Beltrán que Luis García Berlanga se definía como anarquista burgués independiente porque su partido empezaba y acababa con él mismo. Berlanga inventó una ideología donde todo son ventajas, mucho más fácil de asimilar que “El banquero anarquista” de Pessoa, y a la que se puede acoger cualquiera: si hay cerveza fría, viva la anarquía, pero si entras en un parador, se te pone cara de señora con turbante y perlas. Y yo he estado a una aparición mariana de volverme Pitita Ridruejo.

He sacado cuentas para ver lo que me cuesta retirarme en un parador gallego, que la cabra siempre tira al norte, y ni vendiendo lo poco que tengo y mi alma al diablo me da para pasar más de tres meses. Una pena: me encantaría refugiarme en un microcosmos donde las sábanas son blanquísimas, donde los abuelos parecen un clon del Marqués de Leguineche, donde se desayuna en tres tiempos, donde se leen los periódicos sin prisas y donde hay hora del vermut, del té y de cualquier cosa que se pueda beber. “Espera a que lleguen los de Podemos y lo conviertan en comunas”, dice M. mientras pone su vista en el paisaje y los ojos se le llenan de ría. No me preocupa en absoluto: en cuanto entren los podemitas y los camareros sepan con mirarlos si les gusta más el calimocho con Ribera del Duero o con Rioja, caerán rendidos al decadente encanto de los paradores, que no hay que subestimar los poderes ocultos que te convierten en señora con turbante y perlas en un plis. Porque haberlos, haylos: en el parador de Cardona, la habitación 712 está cerrada al público y sólo se abre por expreso deseo de algún cliente rarito, ya que en ella se producen fenómenos paranormales. Dicen que los muebles aparecen juntos en el centro de la estancia, que se oyen ruidos sin que haya nadie y que se perciben extrañas presencias. Aunque, para presencia extraña, la de Rato en el despacho del Ministro del Interior. Será porque su ex mujer sigue siendo la Presidenta de Paradores. Más que berlanguiano, es acojonante. 

2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Lo de Paradores es un misterio. Y un símbolo. Permiten viajes al anclado pasado, sus atenciones son más ásperas que las de El Corte Inglés y hasta con fantasmas te cruzas. Y, sin embargo, enganchan.
Quizá porque tod@s tenemos algo de Juana la Loca contemporánea (lo digo también aludiendo a los turbantes que enlazan sus dos últimos textos).
Por cierto, un día le contaré lo que nos sucedió en el Parador de Cardona. Sobrenatural.
¡Besos y Besicos!

Rosa Palo dijo...

Por Dios, cuénteme ya lo del Parador de Cardona! Qué suspense!