miércoles, 16 de septiembre de 2015

AMORES JURÁSICOS


PUBLICADO EN LA VERDAD EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2015

Mi vecina se he echado novio. En principio, echarse novio no tiene nada de extraordinario, a no ser que te llames María del Monte, seas monja o tengas noventa años. Éste último es el caso que nos ocupa: a sus ochenta y nueva tacos, mi vecina ha empezado a salir con otro octogenario. Arrobados, pasean por la acera cogidos de la mano como unos adolescentes, como dos enamorados. Como Preysler y Vargas Llosa.

Mi vecina ha tenido siempre el don de la alegría: ha pasado por todo lo malo que se puede pasar en una vida, o en dos o en tres, y ha seguido manteniendo la sonrisa en la boca y la raya en el ojo. Antes se acicalaba sólo para ella; ahora se arregla también para él. Preysler, en cambio, se ha emperifollado más para sus revistas y para sus patrocinadores que para sus hombres, que Isabel es fina filipina y no hay amante en el mundo que le nuble la vista. Cuando Preysler se ha enamorado, siempre ha sido para sumar, nunca para restar. Por ello, Vargas Llosa no tiene de qué preocuparse: tras dejar a su esposa e hijos por su amadísima Mary, el poeta Shelley se quedó sin el apoyo de William Goodwin, su mecenas. Vargas Llosa también ha dejado a su familia por una amadísima, pero ha ganado a Manuel Colonques como benefactor. Y si Isabel ha sido capaz de convencerle para que cerrara la fiesta de Porcelanosa con un discurso, nada impide que su próxima novela la protagonice una baldosa de gres porcelánico. Llosa será un Nobel de las letras, pero es un novel en temas de imagen. Para eso ya está Preysler. Para eso y para devolverle un sueño de juventud.   

Dicen que el amor inmaduro es agotador, pero que el maduro es energizante. Es lo que tienen los amores jurásicos, que te dan un chute de adrenalina mayor que un Red Bull en el desayuno. Yo, por si acaso, quiero desayunar lo que desayuna mi vecina. O lo que se trasiegan Preysler y Vargas Llosa recién levantados. O lo que almuerza Miquel Iceta, que no sé si estará enamorado, pero que tiene mucho hot, tiene mucho tempo y tiene mucho down. Parecía Kevin Kline en “In & Out”, desparramo perdío, que hay que ser muy hombre para bailar como una loca. Seguro que Vargas Llosa también bailó por “La gozadera” en la fiesta de Porcelanosa. Mi vecina siempre la baila en el Hogar del Pensionista.


1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Que viva el Amor Jurásico. Y usted. Creo que ya le conté: mi abuelo, a los 84 años y viudo, se reencontró con su primer amor, que tenía 80 años y también estaba viuda. Se re-unieron y vivieron una estupenda historia.
Y todos con genes murcianos.