miércoles, 16 de diciembre de 2015

LOVE MACHINE

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 15 DE DICIEMBRE DE 2015

El Twitter es un campo de minas. O de sueños, depende de quién tuitee: escribe Monedero “Vamos a ganar las elecciones porque somos pueblo y sentimos como el pueblo. Somos, es nuestro secreto, una máquina de amor. Gracias Pablo”. Una  máquina de amor. Él se queda tan fresco y yo me quedo tan muerta. Monedero convertido en una “love machine”. No en una “sex machine” a lo James Brown (o a lo Pedro Sánchez, que vaya piolet enseñó mientras escalaba con Jesús Calleja), ni siquiera en un orgasmatrón a lo Woody Allen. En una máquina de amor. Acabáramos.

Después de esto, Monedero está a un paso de empezar a tuitear frases de Paulo Coelho. O de soltar un “Buenos días , mundo”, a lo Rosa Benito. Rosa Benito sí que estaba casada con una “sex machine”, que Amador era muy de venirse arriba en cuanto Rosa le ponía una mano encima. A Benito se le puede perdonar cualquier cosa (o no), desde que se casara con Amador hasta que diga que antes de volver a “Sálvame” se parte las piernas y luego aparezca en el “De Luxe” como si tal cosa. Pero a Monedero no se le puede perdonar la cursilería, que se empieza siendo una máquina de amor y se acaba mandando PowerPoints de gatitos. Porque Monedero, tras esa pinta de ex componente de Ismael y la banda del Mirlitón, oculta un corazón de adolescente enamorada de Justin Bieber. No quiero ni pensar los wassaps que van a salir de su teléfono felicitando las fiestas: “Te quería mandar algo súper especial para esta Navidad, pero tuve un problema. ¿Cómo envuelves un abrazo y un besote?”. Los mensajes de los políticos los carga el diablo. Que se lo digan a Rajoy.

Entre la “love machine” y la “sex machine”, yo me quedo con la “dance machine”, a lo Miquel Iceta, que yo soy más de bailar, aunque acabe cayéndome sobre un suelo enfangado de cubatas por intentar hacer de Olivia Newton-John subida a unos tacones de doce centímetros. Es lo que tiene ser también una “drink machine”. Menos mal que me espatarro sobre el suelo y no bajo un señor con bigote, como le pasaba a Dorothy Parker. "Me gusta tomarme un Martini. Dos como mucho. Después del tercero estoy debajo de la mesa. Después del cuarto estoy debajo del anfitrión”. Los Martini también los carga el diablo.

1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

La entiendo en cuanto a su drink machine. Me preocupa que en SPPain lo que más se lleva es el forget machine.
Mucho AMOR para usted.