jueves, 7 de enero de 2016

CALORET

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 5 DE ENERO DE 2016

Una ya no se puede ni retirar a los cuarteles de invierno. Básicamente porque no hay invierno. El caloret llegó para quedarse, que lo de Rita Barberá no era un discurso, era una maldición: puso tres velas negras y las bufandas y los guantes se quedaron metidos en un cajón, las calefacciones nunca llegaron a encenderse y las redes se llenaron de fotos de gente en la playa. Cuando veo un muñeco de nieve hecho de arena siento una perturbación en la Fuerza y un dolor en el estómago. El dolor también puede ser por todo lo que me he zampado estas Navidades, que estoy a dos cordiales de que me dé un terelulismo: “Me siento vieja, fea y gorda”, dice Campos Jr. Ella se siente, yo lo estoy. Objetivamente, que el algodón no engaña y el peso tampoco. Y la desgracia es que, con esta temperatura, ya no te puedes poner una buena capa que todo lo tapa. Ni meterte corriendo en un bar para tomarte un chocolate caliente, ni colocarte  calcetines para dormir, ni abrazar a tu hijo para que entre en calor mientras le das besos en una nariz pequeña y congelada. Todos esos momentos se han perdido como lágrimas en la sopa. O en el gazpacho, que apetece más. Tan poquísimo frío hace este año que, en televisión, se han visto obligados a dar las campanadas en porretas. El frío se ha quedado para los ricos de toda la vida, para los que pueden irse a Gstaad a pagar los grados bajo cero a precio de caviar iraní. El resto nos conformamos con un sucedáneo del invierno. Y del caviar.


“En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible”, escribía Camus. Pero si no hay invierno en el que refugiarse no habrá verano que descubrir. Y si la culpa no es de Rita Barberá es de la CUP, que seguro que votaron por la independencia climática y se les fue la mano. También dijo Camus que amaba demasiado a su país como para ser nacionalista. Ellos lo aman tanto que están dispuestos a que haya elecciones otra vez. Lo único bueno de que repitan los comicios es que Miquel Iceta volverá a bailar. Y que, si esto es el eterno retorno de lo mismo, en unos días estaremos diciendo lo de que cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo. O eso espero.

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