PUBLICADO EL MARTES 26 DE ABRIL DE 2015
A la escritora Caitlin Moran, su madre no le
había contado nada sobre la regla. “Pensé que os enteraríais viendo Luz de Luna”, le contestó años más tarde
cuando le preguntó. La mía sí me habló largo y tendido sobre el tema, pero
cuando quise ponerme un Tampax me dijo “No, que eres soltera”. Esto sucedió
hace más de treinta años, así que cualquier tiempo pasado no fue mejor. Menos
aún si has tenido que quedarte en la orilla de la playa sin bañarte porque no
te dejaban ponerte tampones. O si has tenido que usar esas compresas horrorosas
de gasa y algodón que te daban las monjas cuando te venía la regla en el
colegio. También te daban Agua del Carmen, ya tuvieras la menstruación, un
brazo roto o una brecha en la cabeza. Así acabábamos todas, medio piripis.
No me extrañaría que la CUP reivindicara el
Agua del Carmen como método alternativo a la farmacopea tradicional, ya que ha
recomendado usar esponjas, paños y copas menstruales en lugar de compresas y tampones.
Para mí que estos sistemas de higiene eran un avance en la vida de las mujeres,
pero parece ser que no, que no son ni sanos, ni ecológicos ni sostenibles. Acabáramos:
entre los que propugnan el uso de compresas de tela y los que se empeñan en
hacerte sentir la peor madre del mundo por abandonar la lactancia materna o por
ponerte la epidural en el parto, lo de “nosotras parimos, nosotras decidimos”
se queda en agua de borrajas. Pero es que una cosa es volver a lo natural y
otra al siglo XIX, que ya me veo montando en carreta, dejándome el pelo largo
hasta alcanzar niveles pantojiles y yendo a lavar al río. A este paso, todas menonitas.
Lo bueno de este debate que ha generado la CUP
es que ha puesto sobre la mesa (o en Twitter, que viene a ser lo mismo) un
hecho que afecta a la mitad de la población y que todavía, como en los tiempos
de “Luz de Luna”, sigue siendo tabú en muchos sentidos. Y hasta un estigma. Si
sirve para que conozcamos otros métodos y aprendamos más sobre nuestro cuerpo,
bienvenida sea la propuesta. Pero sin talibanadas y sin hacernos sentir
culpables por usar tampones. Cada una, que elija su sistema. Por mi parte, podrían
bajar el IVA sobre estos productos al 4%. Que no gano para compresas.