PUBLICADO EL MARTES 6 DE SEPTIEMBRE EN LA VERDAD
Odio. La cara que ha puesto mi hijo hoy cuando le he dicho
que comíamos lentejas ha sido de auténtico odio, que yo no sé si habrá matado
ya al padre (freudianamente hablando), pero a la madre ha estado a punto de
cargársela esta misma mañana. Y no me extraña: después del verano de hamburguesas,
pizzas, montaditos y helado que se ha pegado el tío (a punto ha estado el
Defensor del Menor de quitarme la custodia por anarquía alimentaria), volver a
las legumbres, a la fruta, al pescado, al acostarse pronto y al racionamiento
de la Play es como para pedir amparo judicial. “Joder, mamá, cómo te pasas, tía”.
Y así todo. Pero ya se han vuelto a instalar el orden y el concierto en
nuestras vidas, que ha sido regresar a Cartagena y colocarme el delantal con
los galones de capitana generala, y aquí se hace lo que yo digo. Y chimpún.
La lástima es que una sólo manda en su casa, y no en la del
pueblo. En el Congreso, digo. Están todos desmandados, descarriados, viviendo
en un estado de adolescencia perpetua: que si ahora te ajunto, que si ahora no
te ajunto, que si mando wasaps en vez de estar atento, que si cotilleo en los
corrillos del pasillo, que si me descojono, que si vamos a por éste, que si voy
a hacerme el loco a ver si el curso político pasa pronto. Ni el Sidney Poitier
de “Rebelión en las aulas” sería capaz de meter en vereda a este grupo de
pollos que van al Parlamento a hacer el pavo. Posiblemente no pudiera hacerlo
ni Jane Wyman, famosa por su mala leche y por ser la única que consiguió poner
en solfa a Lorenzo Lamas, el rey de las camas, durante el rodaje de “Falcon
Crest”: leo en “Icon” que, un día que llegó más ciego que Paquirrín saliendo de
un after, la actriz le dijo 'Tómate 15 minutos,
apréndete el guión y nunca vuelvas a venir a trabajar con este colocón". Y
a Lamas se le pasó la cogorza inmediatamente y no volvió a cocerse, al menos
mientras duró la serie. Pero si, desafortunadamente, no podemos recurrir
a Jane Wyman, sólo nos queda ya castigar a los políticos con una huelga general
de electores, como escribía el domingo Santos Juliá en “El País”. Eso sería
peor que dejarlos sin salir, sin móvil y sin Play durante un mes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario