miércoles, 7 de septiembre de 2016

REBELIÓN EN LAS AULAS

PUBLICADO EL MARTES 6 DE SEPTIEMBRE EN LA VERDAD

Odio. La cara que ha puesto mi hijo hoy cuando le he dicho que comíamos lentejas ha sido de auténtico odio, que yo no sé si habrá matado ya al padre (freudianamente hablando), pero a la madre ha estado a punto de cargársela esta misma mañana. Y no me extraña: después del verano de hamburguesas, pizzas, montaditos y helado que se ha pegado el tío (a punto ha estado el Defensor del Menor de quitarme la custodia por anarquía alimentaria), volver a las legumbres, a la fruta, al pescado, al acostarse pronto y al racionamiento de la Play es como para pedir amparo judicial. “Joder, mamá, cómo te pasas, tía”. Y así todo. Pero ya se han vuelto a instalar el orden y el concierto en nuestras vidas, que ha sido regresar a Cartagena y colocarme el delantal con los galones de capitana generala, y aquí se hace lo que yo digo. Y chimpún.


La lástima es que una sólo manda en su casa, y no en la del pueblo. En el Congreso, digo. Están todos desmandados, descarriados, viviendo en un estado de adolescencia perpetua: que si ahora te ajunto, que si ahora no te ajunto, que si mando wasaps en vez de estar atento, que si cotilleo en los corrillos del pasillo, que si me descojono, que si vamos a por éste, que si voy a hacerme el loco a ver si el curso político pasa pronto. Ni el Sidney Poitier de “Rebelión en las aulas” sería capaz de meter en vereda a este grupo de pollos que van al Parlamento a hacer el pavo. Posiblemente no pudiera hacerlo ni Jane Wyman, famosa por su mala leche y por ser la única que consiguió poner en solfa a Lorenzo Lamas, el rey de las camas, durante el rodaje de “Falcon Crest”: leo en “Icon” que, un día que llegó más ciego que Paquirrín saliendo de un after, la actriz le dijo 'Tómate 15 minutos, apréndete el guión y nunca vuelvas a venir a trabajar con este colocón". Y a Lamas se le pasó la cogorza inmediatamente y no volvió a cocerse, al menos mientras duró la serie. Pero si, desafortunadamente, no podemos recurrir a Jane Wyman, sólo nos queda ya castigar a los políticos con una huelga general de electores, como escribía el domingo Santos Juliá en “El País”. Eso sería peor que dejarlos sin salir, sin móvil y sin Play durante un mes.

No hay comentarios: