miércoles, 21 de diciembre de 2016

COMO UN TORRENTE

PUBLICADO EL 20 DE DICIEMBRE DE 2016 EN LA VERDAD

¿Que quieres agua? Pues toma dos tazas. O 130 litros por metro cuadrado, para ser más exactos, que a puntito hemos estado en Cartagena de tener que sacar el Submarino Peral a la calle. Aquí no somos de lluvia dulce y delicada a lo película británica, no, aquí somos más de catástrofe natural nivel blockbuster de Roland Emmerich. Es lo que tiene esta tierra de contrastes y desigualdades, que pasamos de la inundación a la sequía y del ayuno al despiporre en un plis plas: toda la semana a pan y agua para poder hacerle  hueco a las Navidades que se avecinan hasta que llega el diluvio universal y te pilla con la despensa llena. Y entonces te tiras dos días echando viajes a la cocina, y venga de trufas, y venga de hueva y mojama, y venga de mantecaos, y de longaniza seca a pellizcos, y de vino de Jumilla. El mundo se derrumba y nosotros nos engollipamos.

Ponerte hecha un tordo es el peligro que corres si te quedas incomunicada en casa y no tienes un gondolero que te rescate. Pero eso nunca le hubiera sucedido a Zsa-Zsa Gabor: en tal de salir de su aislamiento, ella hubiera sido capaz de casarse con el mismísimo Noé, y hasta de quedarse con el arca ("Debo de ser una buena ama de casa, porque cuando me divorcio siempre me quedo con la casa", decía). La actriz, que también era un torrente desbordado, como la rambla de Benipila, ha muerto a los 99 años, dejando atrás nueve matrimonios y una vida de excesos, de glamour y de gusto por la charcutería fina, que decía Marujita Díaz: "Nunca odié lo suficiente a un hombre como para devolverle sus diamantes". Y con eso y con el título de su libro, "How to Catch a Man, How to Keep a Man and How to Get Rid of a Man", resumía su filosofía de vida. Qué pena que las petardas de hoy en día no tengan ni su gracia, ni su chispa, ni su capacidad para reírse de sí misma. Menos mal que nos queda Terelu, que ya lleva dos matrimonios en el cuerpo y que también es muy de quedarse con los diamantes (o con las gafas, que su segundo marido tenía una óptica). Y menos mal que ha dejado de llover y puedo salir a comprar. Porque me lo he comido todo.  


1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Qué grande la Gabor y qué peligro estas fechas. Yo estoy haciéndome ya fotos en bañador para tunearlas más adelante si las Navidades en Asturias me llevan a un punto de no retorno.
La adoro. ¡Felices Fiestas!