PUBLICADO EN LA VERDAD EL 31 DE ENERO DE 2017
No eres nadie hasta que no te revientan un acto. Que se lo
digan a Echegaray, a cuyas representaciones acudía indefectiblemente
Valle-Inclán a montar el pollo: una vez, y ante un actor que se refería a la
protagonista de la obra como "una mujer de seda con nervios de acero",
Valle-Inclán se puso en pie y soltó "¡Eso no es una mujer; eso es un
paraguas!". Ahora, en cambio, puedes reventar un acto sin tener que
acudir, tan sólo mandando un wasap (que se lo digan a Trueba). La tecnología nos
ha permitido pasar de reventadores de patio de butacas a reventadores de sofás.
"La cólera del español sentado", que decía Lope de Vega. Y eso que
Lope no conocía los móviles.
Los reventadores oficiales ya sólo se levantan para
acudir a liarla a los actos políticos, que no culturales. No quedan
reventadores en condiciones. Ni canaperos: desde que no se sirve una copa de
vino español, los que son muy de merendar no van ni a presentaciones de libros ni
a juegos florales. Conozco a una señora que asistía a todo lo asistible y se
llenaba el bolso de canapés "para su perrito". Era el extraño caso
del perrito gourmet que comía pinchos de foie con cebolla caramelizada. Con la
crisis, el pobre bicho habrá vuelto al pienso del Mercadona. Por eso, se agradece
que en los tiempos que corren un señor vaya expresamente a boicotear un mesa
redonda sobre arte y monte un jari, un Cristo y una performance que me río yo
de Marina Abramović haciéndose la intensa, de Jimmy Jump jorobándole a Daniel
Diges su actuación en Eurovisión, de Rita Maestre protestando en la capilla de
la Complutense o de Norma Duval tirándole un zapato a Jimmy Giménez-Arnau. Si
hablar sobre arte todavía produce estas reacciones, es que no está todo
perdido. La pena es que los reventadores de hoy en día se limitan a soltar
cuatro improperios y chimpún, que son más de la escuela del "Sálvame De
Luxe" que de la escuela de Atenas: una echa de menos el partido de los filósofos
de los Monty Phyton, con Hegel discutiendo el gol de Sócrates porque "la realidad es simplemente nada más que un adjunto a
priori de éticas no
naturalistas". De todas formas, a mí me sacas de una discusión entre Lydia
y Mariñas y me pierdo. Que yo soy de la escuela del "Tómbola".
No hay comentarios:
Publicar un comentario