PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 4 DE ABRIL DE 2017
Están locos estos ingleses. Primero la paella
con chorizo, después el Brexit y ahora el lío con Gibraltar. Otra vez. Lo de
Gibraltar es cíclico: reaparece cada cierto tiempo, como las rayas marineras y
los maceteros de macramé. Pero no sé qué nos extraña de un pueblo que conduce
por la izquierda, enmoqueta el cuarto de baño, bebe cerveza caliente y come sándwiches
de patatas fritas. Lo de la paella es ya, directamente, un atentado contra la
salud pública, un crimen de lesa humanidad, mayor que el "León come
gamba" de Master Chef. Ni a Ferran Adrià puesto de hongos alucinógenos se
le hubiera ocurrido eso. Porque eso sólo se le puede ocurrir a un inglés. Como aquel titular de The Daily Mail, "Niebla en el Canal, el continente aislado", o como lo de amenazarnos con invadir Gibraltar. "Hace 35 años, otra mujer primera ministra
envió una fuerza militar al otro lado del mundo para defender la libertad de
otro pequeño grupo de británicos contra otro país hispanohablante. Estoy
totalmente seguro de que nuestra actual primera ministra mostrará la misma
resolución para defender a la gente de Gibraltar", dice un ex líder del
Partido Conservador. Luego se ha ido a su club a tomarse un ponche de huevo, y
se ha quedado tan ancho. Hay días en los que Inglaterra parece un sketch de los
Monty Phyton. O de "Little Britain".
Hasta ahora, entre
España e Inglaterra ha habido un extraño intercambio de ciudadanos por el cual nosotros
les mandábamos carne fresca dispuesta a buscarse allí la vida y ellos nos enviaban
octogenarios, que es mucho mejor envejecer bajo el sol mediterráneo que
marchitarse en un oscuro y neblinoso barrio londinense. Incluso la reina Isabel
se vendría a Benidorm a bailar "Los pajaritos" con la madre de la
Esteban si pudiera retirarse. Pero no puede, que ha de estar al pie del cañón
hasta que estire la pata y su hijo Carlos se convierta en rey. Va a ser el primer hombre que se ponga a trabajar cuando ya ha pasado
la edad de jubilación: Carlos de Inglaterra ocupará el trono con la próstata
del tamaño de un huevo de avestruz, una prótesis de cadera y un principio de artritis.
Acerca de su preparación para convertirse en monarca, el príncipe dijo: “Aprendí todo como lo hacen los monos: mirando a
mis padres". Esperemos que no se refiera a los monos de Gibraltar.
Sólo hay un hombre en el mundo capaz de llevar el kilt con más arte que el príncipe Carlos:
@agustinkong, que lo mismo se lo pone para llevar el carro del Mercadona que para charlar con Paris Hilton.
Y, además, escribe de maravilla: http://blog.hola.com/hongkongblues/
1 comentario:
Si Charles llegase a reinar, pese a anglicano podría entenderse con el actual Papa, que también ocupó plaza en edad de sintrón. Que digo yo que igual en eso transmuta su vino y no en Sangre de Cristo durante la eucaristía.
De todos modos a mí el muchacho me resulta entrañable, aguantando el tipo, metiendo la pata y luciéndola divinamente. Debería hacerse fashionblogger.
Lástima que yo sea republicano, si no intercambiaríamos algunos tips.
Mil gracias por traerme a su columna. ¡Qué HONOR!
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