miércoles, 16 de mayo de 2018

UN POCO MIERDA

PUBLICADO EN LA VERDAD EL 15 DE MAYO DE 2018
Cuando yo era pequeña, siempre me quedaba con mi abuela viendo Eurovisión. Mis padres se acostaban tras la actuación de España, que ellos eran muy españoles y mucho españoles pero muy y mucho madrugadores, mientras que nosotras permanecíamos frente al televisor hasta el final de la gala, ella en su mecedora, yo tirada en el sofá, y criticábamos a media Europa con oído de melómana, ojo de modista y lengua de víbora, que lo mío viene de familia. Veíamos el concurso en un tiempo en el que aún podíamos recitar de memoria las capitales de los países participantes; hoy, en cambio, lo único que conozco de Moldavia es que Amanda Carrington fue su princesa en "Dinastía". Y sigo sin saberme la capital. 
Este año terminamos mal, como casi siempre; los trasantepenúltimosmohicanos de Eurovisión. La única novedad es que los participantes españoles lo han asumido sin falsas justificaciones: "El puesto es un poco mierda, la verdad", dijo Amaia. Chimpún. Hay muy poca gente capaz de admitir una obviedad en público, pero lo peor es hay algunos que ni siquiera lo admiten en privado: las elecciones las gana todo el mundo, y las encuestas, y hasta el Estudio General de Medios. Y es raro, porque para que haya ganadores siempre tiene que haber perdedores, pero estos nunca aparecen. Por eso, encontrar alguien que admite la derrota y que dice la verdad sin montar un drama es para ponerle un piso. "Nunca es triste la verdad / lo que no tiene es remedio", cantaba Serrat, el mismo Serrat que no fue a Eurovisión por no poder cantar en catalán y que tuvo que cargar con la etiqueta de antiespañol hasta que llegaron los auténticos antiespañoles y lo tildaron de facha y "botifler". Acabáramos.
Pero si la verdad no tiene remedio, lo de España en Eurovisión, tampoco. Y lo de la canción ganadora, menos aún: Salvador Sobral, otro sincericida, dijo que el tema de Israel era horrible. Y lleva razón, que si el año pasado tuvimos gallo español, este año tuvimos gallina israelí a cargo de un cruce entre Pucca y Björk. Visto lo visto y oído lo oído, el año que viene podríamos probar con María Teresa Campos y Bigote Arrocet, que han grabado un disco de versiones con la Orquesta Sinfónica de Bratislava. No me miren así, que es una idea como otra cualquiera. Vale, un poco mierda, la verdad. Por cierto, ¿dónde está Bratislava?

LA PORTADA DEL DISCO DE BIGOTE Y TERESA.
LA HA HECHO LA HIJA DE BIGOTE. Y SÍ, LA ARTISTA ES MAYOR DE EDAD

1 comentario:

Antonio Meroño dijo...

Hoy, tomando café, una madre cuarentona hablaba precisamente de eurovisión....bueno, no es por dármelas de elitista pero anoche, cansado tras haber dormido mal, conecté la sexta...estaban con el chalet de pablo....en este triste país, los periodistas no comprados por Soraya lo están por roures, siempre te queda el consuelo de leer el ny times o ver la BBC o tf 1 con un proxy, el chiringuito mediático patrio me espeluzna...apagué y puse en mi torre la canción de la tierra de Mahler, una versión que acabo de comprar, Bruno Walter y la malograda Katheleen Ferrier.....huyo de la mediocridad circundante como buenamente puedo, con Mahler, Mozart, Britten, leyendo algo sustancioso....sé feliz...